jueves, 10 de enero de 2008

LA DÉBIL DEMOCRACIA

LA DÉBIL DEMOCRACIA.
(Del pensamiento de Carlos Sabino, intelectual venezolano).
El origen legítimo de un gobierno, no es garantía de que todo lo que luego ese gobierno haga desde el poder sea legítimo, especialmente cuando se trata de aplastar definitivamente a todos los posibles opositores.
La táctica, como la presión constante de grupos, personas y partidos que – en definitiva - utilizan sin escrúpulos las libertades que ofrece la democracia para imponer sus puntos de vista a todos los ciudadanos, ha resultado exitosa. Democracias consolidadas han permitido que aventureros políticos se hagan cargo del poder para, desde allí, destruir los elementos básicos sobre los que se asienta este sistema. Porque no basta, como es bien sabido, que existan elecciones regulares para que podamos definir a un régimen como democrático: es necesario que, además, estén presentes varias otras condiciones, como una prensa auténticamente libre, un conjunto básico de valores compartidos, un mínimo respeto a los adversarios políticos, instituciones respetables, leyes coherentes, probidad y transparencia en el servicio público. Cuando un movimiento político considera al orden existente como un blanco a destruir y piensa que sus oponentes políticos son enemigos a los que hay que aplastar apelando a cualquier método, no estamos frente a una lucha democrática sino ante una búsqueda implacable del poder, como ocurre en los regímenes totalitarios.

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