EDITORIAL: EL PRI RETOMA SU SENDA REGIONALISTA
La crisis desatada en el PRI por la ambición personal de Adolfo Zaldívar Larraín quién, violentando los Estatutos con la complicidad de su entorno, se apoderó ilegítimamente de la presidencia, destruyó la propuesta regionalista, traicionó la confianza depositada en él por la militancia al declinar, extemporáneamente, su designación como candidato presidencial, bloqueando la opción que representaba la colectividad y dañando gravemente las aspiraciones de sus candidatos al parlamento, comienza ha llegar a su fin con la resolución del Tribunal Supremo que restablece la institucionalidad partidaria seriamente quebrantada.
Con esta resolución ha quedado a descubierto la manipulación que ha ejercido el “adolfismo” de los organismos partidarios para deshacerse, expulsión de por medio, de los legítimos dirigentes regionalistas que representaron su oposición a los métodos dictatoriales utilizados por el ex senador para transformar a la colectividad en un mero instrumento a su servicio para satisfacer sus ambiciones personales y las de su núcleo más cercano.
El oscuro período que le ha tocado vivir al PRI, desde octubre de 2009 a la fecha, comienza a despejarse y el futuro a clarear con el restablecimiento de la institucionalidad partidaria y la restitución de los principios regionalistas vulnerados.
La presencia, como Presidente del PRI, de Jaime Mulet Martínez, acompañado de los legítimos dirigentes nacionales, en el solemne Tedeum de las Iglesias Evangélicas celebrado en su Catedral, en el día de hoy domingo 12 de septiembre de 2010 implica, tácitamente, el primer paso del regreso del PRI al escenario nacional, hasta hoy sumergido en la ignorancia y en el olvido por los espurios dirigentes “colorados” obsecuentes del “adolfismo”.
Aunque sabemos que la tarea no ha sido fácil y que el futuro nos depara aún muchos obstáculos que deberemos superar, los regionalistas, conscientes que la razón, la justicia y la legalidad están de nuestra parte, estamos preparados para enfrentar con decisión los ardides y mañas que con seguridad se emplearan para desconocer lo resuelto por el Tribunal Supremo por aquellos que persisten en el intento de utilizar a la colectividad como un instrumento para transformarlo en un partido con principios ideológicos ajenos al regionalismo que le dio vida.
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