sábado, 19 de julio de 2008

QUE CADA UNO EN CONCIENCIA JUZGUE

Camaradas:
No emitiré juicio alguno sobre las aventuradas opiniones, sin conocimiento de los antecedentes y fruto de la pasión partidaria, y de la obsecuencia de algunos y complicidad de otros, de ciertos camaradas en relación con los últimos acontecimientos, ocurridos en el seno del PARTIDO REGIONALISTA DE LOS INDEPENDIENTES, que condujeron a la conformación definitiva de la DIRECTIVA NACIONAL de conformidad con los ESTATUTOS, LEY DE PARTIDOS POLÍTICOS (N° 18603) Y ACTAS DE LOS RESPECTIVOS CONSEJOS GENERALES realizados. Tampoco lo haré en cuanto a la censura y exclusión de la Directiva Central del camarada JUAN CARLOS MORAGA DUQUE, de a la destitución del TRIBUNAL SUPREMO, con excepción de su Secretario, camarada JORGE BAEZA CERDA, y de la elección de sus nuevos miembros, ya todo quedó en actas firmadas por los asistentes, certificadas por notario presente, reducidas a escritura pública y entregadas al Director del Servicio Electoral.
Me limitaré, solamente, a recomendar a todos los camaradas, especialmente a aquellos que han tomado partido influidos por sentimientos personales por sobre el compromiso contraído con las bases partidarias, con el proyecto propuesto y con la transparencia, plantearse ciertas preguntas para las que no tengo respuestas adecuadas y suficientemente satisfactorias.
Tomando, como punto de partida, la carta personal que el camarada Juan Carlos Moraga nos anticipó que enviaría al Presidente del Partido, Diputado Jaime Mulet, y que concluyó por leer públicamente, sorprendiéndonos a todos los presentes, en la reunión de la Directiva Central llevada a cabo en la sala del Senado en el ex Congreso Nacional, para después manifestar que “a mí me gusta dejar todo por escrito para evitar que más tarde alguien pueda negar lo dicho”.
Basado en tan acertada afirmación, y por apreciaciones personales sobre actitudes y conductas asumidas por el camarada Moraga sobre preguntas e inquietudes que en varias ocasiones le hice presente, y que quedaron sin respuestas claras y concluyentes, pero que no detallaré por ser ellas de carácter subjetivo, plantearé ciertas preguntas que, personalmente, en más de una ocasión le hice y que ustedes en más de alguna ocasión deben haberse preguntado:
¿Cómo se financia el Partido?
¿Están las actas, escritas y firmadas por los asistentes, de las reuniones de los Concejos Generales y de la Directiva Central, en los archivos del Partido?
¿Se ha dado cabal cumplimiento a todas las disposiciones que establecen los Estatutos?
¿Están las actas, debidamente suscritas, de las elecciones llevadas a cabo al interior del Partido, como, también, las que modificaron la Declaración de Principios y las que reformaron los Estatutos, así como de todos los actos del Partido, como lo establece el artículo 13° de los Estatutos (favor de leer)?
¿Se han dado a conocer y se han aprobado los balances por parte del Consejo General?
¿A qué responde la insistencia, contra toda opinión inicial desfavorable, del entonces presidente, Juan Carlos Moraga, por entregar la presidencia?
¿Porqué no se objetó que el Tribunal Supremo, destituido por el Concejo General el 18 de julio, suspendiera al Presidente Jaime Mulet en una resolución que violaba flagrantemente lo dispuesto en el artículo 25° de los Estatutos (favor de leer)?
¿Por qué, el señor Moraga, en conocimiento de lo acordado por el Tribunal Supremo, en su sesión extraordinaria del 15 de abril de 2008, sobre la excepción de antigüedad para asumir cargos directivos, y la garantía que le dio al diputado Mulet de la legalidad para asumir la presidencia, reiterada en reuniones de la Comisión Política, aduciendo que dada su condición de parlamentario y, por lo tanto, de Concejero Nacional, podía asumirlo, aceptó la decisión espuria de ese tribunal?
¿Por qué, el señor Moraga, se negó a difundir masivamente los Estatutos de Partido?
El señor Moraga, para reasumir dolosamente la presidente, adujo, tras la publicación de la nómina incompleta de la Directiva Central, en el diario oficial del 5 de julio del año en curso, que SERVEL le había manifestado que para que el nuevo Presidente, Diputado Jaime Mulet, asumiera su cargo debían, primero, transcurrir cinco días hábiles, plazo para presentar oposiciones. Como del suscrito, que ya dudaba del comportamiento partidario del señor Moraga y de sus maniobras personalistas y autoritarias, se comunicó con SERVEL para confirmar la información. SERVEL le respondió que lo afirmado por el señor Moraga era inefectivo, ya que el nuevo presidente asumía en el momento mismo de ser ungido como tal, sin perjuicio que las posibles oposiciones podrían presentarse ante el Tribunal Supremo, el mismo que paradojalmente había certificado la legalidad de la elección, sin que ello incidiera en el ejercicio mismo de la presidencia. ¿Duda usted, camarada, de lo que yo afirmo? Si es así, llame a SERVEL o concurra personalmente, y compruebe que es cierta mi aseveración.
¿Por qué, el señor Moraga, como supuesto legítimo Presidente (S) del Partido, utiliza, a los Secretarios de Organización y de Comunicaciones, para emitir Circulares con carácter resolutivo en circunstancias que ellas debe ir firmadas por el Presidente y el Secretario General, como lo señala textualmente el artículo 12° de los Estatutos (favor de leer), al margen de que dichos secretarios no tienen facultadas resolutivas?
Por el momento, ya que no es mi intención cansarlos, dejaré hasta aquí las interrogantes planteadas, para que sean ustedes mismos quienes encuentren las respuestas, sin dejarse arrastrar por discursos demagógicos que sólo buscan distraer la atención para escurrirse por la tangente. Muchas preguntas quedan aún en el tintero, pero me las guardaré por ahora, mientras trato de explicarme o de desentrañar ciertas maniobras que no tengo claras y no alertar a aquellos que pretenden mantener, a un Partido que ha alcanzado presencia nacional, como una reducida montonera.
Pareciera, por ejemplo, un juego de niños:
“Que le entrego la presidencia a Mario Longuercio”. Una semana después, “que se la quito”. “Que le entregó la presidencia a Mulet”, tres semanas después “que se la quito”. Algo propio de una personalidad patológica, salvo que hubiese algún interés oculto para proceder de tal manera. Pese a todo Moraga logró el apoyo mayoritario para ceder la presidencia, aunque con la tenaz oposición del suscrito y uno o dos camaradas más. Ellos entregaron la dirección del Partido y, hoy, son ellos mismos los que quieren, pero con malas artes, recuperarlo.
¡Yo no estoy para juegos, ni para ser manipulado!
¡Juzgue cada uno!
Fraternalmente les saluda

Víctor Catalán Polanco

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