domingo, 16 de agosto de 2009

TRAMPA PERIODÍSTICA

El diario “La Tercera”, en su constante campaña contra el PRI, publica en su edición del domingo 16 de agosto de 2009 un reportaje escrito por los periodistas Ivonne Toro y Waldo Díaz bajo el título “ZALDÍVAR Y SU DIFÍCIL HORA DE LA VERDAD”. En él se hacen aseveraciones que dañan y ofenden al PARTIDO REGIONALISTA DE LOS INDEPENDIENTES (PRI), a sus autoridades, a la militancia y, especialmente, al candidato presidencial, senador Adolfo Zaldívar, atribuyéndole actitudes, palabras y definiciones divisionistas que atentan contra su estatura moral y ética, aludiendo para ello a asistentes y fuentes cercanas no especificadas.
Frente a esta incalificable conducta del diario en cuestión se transcribe, a continuación, íntegramente el reportaje señalado, para que cada uno evalúe la situación y no caiga en la trampa periodística de los medios de comunicación al servicio de las dos grandes coaliciones.
LA TERCERA
Reportajes
(Domingo 16.Agosto.2009)

“ZALDÍVAR Y SU DIFÍCIL HORA DE LA VERDAD”
Por Ivonne Toro y Waldo Díaz

Las historias de Pedro León Gallo, el ex senador que encabezóuna revolución en 1859, se han convertido en un tema recurrente para Adolfo Zaldívar en los últimos meses. Suele elogiarlo en conversaciones con amigos. Varios de ellos creen que ambos tienen algo en común. De origen aristocrático, León Gallo fue partidario del gobierno de Manuel Montt, luego se convirtió en su opositor, armó una revuelta en su contra y el pequeño ejército que organizó ganó una batalla. Pero perdió otras dos y debió pasar por un largo exilio antes de volver al escenario político.
Hace 10 días, aún aquilatando el golpe que le propinó el 1% de apoyo que obtuvo en la última encuesta del CEP, Zaldívar volvió a referirse al fundador del radicalismo. Esta vez fue en su casona de Lo Matta, en Vitacura, con un invitado y una excusa especial. El presidente de RN, Carlos Larraín, fue a pedirle prestado el libro “Pedro León Gallo, minería y política”, del historiador Sergio Villalobos. Hablaron a solas. A Larraín, su ex compañero de Derecho de la Universidad Católica, ya le había contado a esa altura parte de sus problemas: que Marco Enríquez creció más de lo que esperaba y que a los diputados del PRI, que lo apoyan, los estaban tentando para abandonarlo.
El desahogo llegó el domingo 9. Por la mañana se enteró que su delfín político, Jaime Mulet, había revelado en una radio un secreto a voces: su inminente bajada y un eventual apoyo a Enríquez. Estaba irritado. Le pidió explicaciones y llamó a los otros diputados del PRI para convocarlos a una reunión en tres días más. Luego, por la tarde, ofreció whisky a un grupo de amigos que llegó hasta su casa.
A la reunión acudió su hermano, Alberto Zaldívar; el miembro del Tribunal Constitucional, Hernán Vodanovic; el abogado Hernán Bosselin y el vicepresidente del PRI, Eduardo Salas, entre otros. El senador, cuenta un asistente, se quejó por lo que consideraba una desleatad del diputado. Y dejó en claro que no estaba dispuesto a quedar aislado. También hubo definiciones, según cuenta la misma fuente: despojar a Mulet -que días antes se había reunido con el jefe político de Enríquez, Max Marambio- de la presidencia del partido el sábado 29.
A esa altura, los otros diputados del PRI también negociaban por separado para salvar su reelección. Alejandra Sepúlveda y Pedro Araya tenían conversaciones con Enríquez. Y si bien no compartían la forma con que había actuado Mulet, quien transparentaba en privado que el senador pensaba bajarse en agosto y buscar una salida “digna”, tampoco pensaban tan diferente a él.
Zaldívar llegó el martes a contener la crisis al Congreso, no sin antes ajustar cuentas con Mulet. “Lo culpó de todo y luego selló una tregua con él para no debilitarse”, cuentan en el PRI. A los diputados, en tanto, les dijo que estaba en proceso de “reflexión”. Ellos lo apoyaron. Pero rechazaron pactar con Sebastián Piñera.
Zaldívar quedó en una encrucijada. Hacía semanas, a través de Larraín y Andrés Allamand, venía negociando un pacto parlamentario con la derecha. Era una vía para salvar la situación. El lunes, en el comité político de la campaña de Eduardo Frei, el timonel DC, Juan Carlos Latorre, lo vetó delante del candidato. “Latorre y Gutenberg Martínez no lo quieren de vuelta”, explican en el partido. Enríquez también cerró las puertas al senador -no así a los diputados Mulet, Sepúlveda y Araya- por sus diferencias políticas y valóricas con él.
Así, Zaldívar insistió días después en un acuerdo con la Alianza. Pero en la directiva UDI, que apoyó su llegada a la presidencia del Senado, en 2008, le dijeron que no estaban dispuestos a omitirse a favor de los diputados PRI. El timonel Juan Antonio Coloma y el senador Víctor Pérez ya le habían planteado que sólo lo recibirían a él. A nadie más.
El fantasma de Frei Bolívar.
Nada hacía presagiar a Zaldívar este panorama. El PRI obtuvo el 7% en las municipales de 2008 y el senador confiaba en replicarlo. Quería ser un fiel de la balanza en segunda vuelta. Solía ir a actividades en terreno junto a su primogénito, Adolfo, y sentía el apoyo de la gente. Hasta antes del CEP, dicen sus cercanos, no creía en su exiguo apoyo en otros sondeos.
Uno de sus cercanos dice que tras el CEP, en junio, desapareció de escena una semana. “Estaba golpeado”, cuenta. Días después comenzaría a recibir presiones y consejos cruzados. Las primeras provinieron de los diputados: le plantearon la inconveniencia de seguir con su candidatura, pese a que se comprometieron a no “empujarlo” a ello. Su hijo Adolfo le recomendó seguir hasta el final. Desde Londres, el embajador Rafael Moreno le hablaba de los riesgos de continuar.
La figura de Arturo Frei Bolívar comenzó desde entonces a rondar. Luego de renunciar a la DC, obtuvo el 0,38% en 1999, quedando relegado a la irrelevancia política. Zaldívar ha dicho que su caso es distinto.
Pero en el círculo del senador, que viene pavimentando su camino a La Moneda desde 2000 y que en algún momento creyó que ahora partiría su “era”, después de la de Frei Montalva y Aylwin, dicen que es un ave Fénix. Y que ya tiene definido parte de su plan. “Especulará hasta el final e intentará negociar al mejor precio y con quien sea la subsistencia de los diputados. Quiere una salida lo más digna posible”, dice un cercano, quien añade que Hosaín Sabag (DC) está gestionando una cita entre él y Frei. Es una carta por jugar.

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