domingo, 25 de abril de 2010

EDITORIAL: QUO VADIS SEBASTIÁN

QUO VADIS SEBASTIÁN


RN, la UDI, Chile Primero, el ex partido regionalista PRI de Adolfo Zaldívar y los ex uniformados con los que siendo candidato se reunió en el Círculo Español para asegurar el caudal de votos que inclinara la balanza electoral a su favor, ya no son el foco de atención y menos de interés del Presidente: Ya no es el simple aspirante al sillón de O’Higgins, sino que es el Presidente constitucional de la República de Chile democráticamente elegido. Ahora le corresponde ganar a los parlamentarios opositores y dubitativos que le permitan disponer de una mayoría en el Congreso y, ante ese objetivo, las quejas de su sector frente a sus iniciativas que, sin duda, buscan ablandar y atraer a la oposición, no tienen mayor importancia ni significación para sus propósitos.

La mira corresponde ahora ponerla, principalmente, en el PC y en las Agrupaciones de DDHH, los más recalcitrantes opositores a un gobierno derechista. De ese interés, seguramente, provienen sus actitudes en materia de derechos humanos y sus invitaciones al palacio presidencial de Cerro Castillo, o para que le acompañen en sus viajes oficiales al extranjero. Bien debe saber el Presidente que el proselitismo tiene mayores posibilidades de éxito cuando se practica en terreno propio.

Que el numeroso Grupo Tantauco, por ejemplo, aparentemente no haya sido suficiente para llenar los cupos a nivel gubernamental, es de suponer que no es nada más que parte de la planificación presidencial para mantener abiertas las expectativas del universo político, siempre atento a ganar un espacio en el poder que le sea beneficioso a cambio de un eventual apoyo.

Los royalties y el aumento de impuestos, por otro lado, propuestos por un presidente de centroderecha y aprobado mayoritariamente por aquellos estratos que incluyen donde tiene minoría, no pasa de ser una paradoja que obedece a un objetivo político más que a una necesidad económica coyuntural o de justicia social.

Los casos de Iván Andrusco y de Mirko Macari constituyen, por su parte, sólo un empate técnico para satisfacer a los extremos del escenario político.

En resumen, lo que piensen Andrés Allamand, Hernán Buchi, Jovino Novoa, Jorge Schaulsohn, Miguel Kast y los ex uniformados -por sentirse defraudados de su persona por haber cifrado en él y en la Coalición por el Cambio sus esperanzas-, matizados por las reverencias vergonzosas de Adolfo Zaldívar y su propuesta sobre facultades extraordinarias, bien merecen ser ignoradas por su inocencia, pues no revisten ningún peligro inmediato para los proyectos presidenciales.

No fui partidario de Sebastián Piñera. En primera vuelta, por coherencia y consecuencia con las propuestas regionalistas, voté por Marco Enríquez y, en segunda vuelta, opté por anular mí voto. Sin embargo, no debo dejar de reconocer la inteligencia del Presidente y su extraordinaria habilidad mostrada hasta ahora para controlar y manejarse en un escenario que se le presentaba sumamente oscuro, pese aún a los errores “no forzados” cometidos, aunque bien valdría la pena preguntarse sino se incurrió deliberadamente en ellos. Pero, evidentemente no exenta de peligros, ¿hacia donde conducirá la senda elegida? Sería demasiado osado aventurar un pronóstico frente a lo inédito e insólito de la situación.

Por ahora se aprecia a un Presidente que especula con sus opciones en procura de concentrar todo el poder político, prescindiendo de los coaligados oficialistas, junto a un numeroso equipo de Secretarios de Estado que no pasan de ser solamente eso: Secretario, además de mayoritariamente tecnócratas, pero sin poder.

En la vereda opuesta, en tanto, se percibe un grupo de organizaciones políticas desorientadas y confundidas, sin líderes verdaderos, y sumergidas en disputas internas y en conflictos ideológicos, donde la mayor relevancia la adquieren los protagonismos y las ambiciones personales, sin un norte claro y despejado.

Sin duda ésta es una visión de quiénes nos desenvolvemos en el Estado Llano, ajenos y distantes de los exclusivos círculos donde se concentran los poderes político y económico, donde se fijan los parámetros de cómo se teje y desarrolla una democracia, y de qué es lo mejor para cada uno de nosotros.

El Editor

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