El lunes 7 de junio recién pasado, a las 19,00 horas, se llevó a cabo, en el edificio del Congreso Nacional en Santiago, una reunión de un grupo de ex DC, militantes del PRI, desencantados del ex senador colorín, Adolfo Zaldívar, a quién siguieron tras su expulsión de la DC, y al que hoy acusan de haberlos abandonados. Presentes estuvieron los dos únicos diputados de la colectividad, Alejandra Sepúlveda y Pedro Araya, quiénes tibiamente escucharon los reclamos, manifestando, por respuesta, que había que esperar el congreso ideológico fijado para noviembre del año en curso, antes de tomar cualquier acuerdo. En todo caso, pese a que se acordó continuar con las conversaciones, quedó claro para los asistentes que los diputados no están dispuestos a asumir ningún protagonismo en aras del regionalismo y, tácitamente, respaldan todas las tropelías cometidas por el “adolfismo”, sin asumir ningún compromiso que pueda hacer abortar el futuro social cristiano del PRI.
Al día siguiente, es decir, el martes 8, fuentes confiables informaron que la diputada Sepúlveda se reunió, con el ex senador y su entorno más cercano, para informar de la reunión con los ex “colorines” el día anterior en el Congreso.
La cúpula oligárquica del PRI, donde estuvieron presentes, el ideólogo - Ramón Briones -, Eduardo Salas, Eduardo Díaz del Río, miembros del Tribunal Supremo y Rodrigo Gómez, entre otros integrantes del selecto grupo que maneja los hilos de la colectividad política, resolvió mantener un bajo perfil por un plazo de un año, argumentado que son ellos quiénes detentan la institucionalidad – la misma que violentaron cuando usurparon la presidencia y se deshicieron de los dirigentes regionalistas -, y que llegado el momento de la cercanía de las elecciones municipales, apuestan a que los desencantados se acercarán mansamente, según afirmaron, para obtener un cupo en las postulaciones a los cargos de Concejales y Alcaldes para las elecciones del 2012.
En ese período de un año que se fijaron, no convocarían al Consejo General y mantendrían solamente un representante de su confianza por cada región, lo que les permitirá no incurrir en gastos que no estarían en condiciones de afrontar. No responderían ataques y no incurrirían en ellos, aludiendo específicamente a quién más temen, la ALIANZA INDEPENDIENTE REGIONALISTA (A.I.R.E.), ya que no descartan la posibilidad de establecer una alianza electoral con ellos. Por otro lado, ignorarían a la Comisión Política, dejando que se desgaste, a la espera del congreso ideológico, o fundacional, donde le cambiarían el nombre al PRI y lo transformarían derechamente, como siempre ha sido el propósito de los “colorines” ultra, en un partido social cristiano. La tarea para ellos es ganar tiempo.
Toda la estrategia, la fundamentan - y en la que cifran todas sus esperanzas -, en la moneda de cambio para negociar que implica contar con dos diputados “bisagra” en el Congreso, lo que les permite inclinarse hacia donde más caliente el sol.
La diputada Sepúlveda, por su parte, habría informado de sus contactos con la DC, lo que a Adolfo Zaldívar no inquieta, pues considera que hay que conversar con todos basado, naturalmente, en la “moneda de cambio” de que dispone. A la cita no habría concurrido el diputado Pedro Araya, lo que no produjo ningún trastorno, ya que son conocidas sus limitaciones. Lo que si se puede asegurar es que la diputada Alejandra Sepúlveda, con su postura ambigua, perdería la simpatía regionalista, ya bastante debilitada hacia su persona por su indefinición. No se puede, tampoco, soslayar que ambos diputados se inscribieron en los registros del PRI el último día, cuando el plazo legal se vencía, sólo para evitarse reunir las firmas para postular de nuevo al congreso, y que nunca participaron ni fueron proclives a la propuesta regionalista.
Si todo lo que ha trascendido fuera cierto, el futuro de los regionalistas y de los “colorines” que asumieron honradamente la propuesta como propia, estaría zanjado: Nada tienen que hacer en el PRI.
Lo concreto, por otra parte, es que el PRI tiene fecha de vencimiento: Las parlamentarias del 2013.
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