Cartas.
ESTE GOBIERNO NO ES DE TODOS LOS CHILENOS.
Señor Director:
El subsidio al Transporte público aprobado apenas por un voto y que con tanta algarabía a celebrado el actual gobierno, es discriminatorio contra las regiones (a las que se les abona apenas 50 pesos al pasaje de micro, cuando para Santiago la cifra es de 270 pesos).
Este subsidio corrompe al Parlamento, cuando los votos se consiguen a cambio de ofertas de inversión por U$1.200 millones. Aunque en materia de corrupción política ya nada sorprende a la ciudadanía.
Además, y como si lo anterior fuera poco, al subsidiar los pasajes de las micros y no hacer lo mismo con los de los colectivos, el gobierno interviene un mercado cuya naturaleza es privada, e institucionaliza un régimen de competencia desleal que le quita el pan de la boca a cientos de Quillotanos y más de 200 mil chilenos.
En efecto, si el proyecto pasa la valla del Senado y se llega a aplicar (cualquier cosa puede suceder ahora que ciertos parlamentarios votan según la plata que el gobierno arroje a sus distritos), empezará a regir un doble sistema de tarifas en la locomoción colectiva: por una parte los que contarán con un aporte estatal que les permitirá bajar el valor del pasaje, y por otra, los que deberán seguirse rascando con sus propias uñas, operando a tarifa de mercado y sin subsidio alguno. Los primeros corresponden al sistema de locomoción mayor y los segundos, son los colectivos y taxis.
¿Cómo pretende el gobierno que éstos últimos compitan contra las tarifas subsidiadas de su competencia más directa?
ADOLFO ROJAS BUSTAMANTE
El subsidio al Transporte público aprobado apenas por un voto y que con tanta algarabía a celebrado el actual gobierno, es discriminatorio contra las regiones (a las que se les abona apenas 50 pesos al pasaje de micro, cuando para Santiago la cifra es de 270 pesos).
Este subsidio corrompe al Parlamento, cuando los votos se consiguen a cambio de ofertas de inversión por U$1.200 millones. Aunque en materia de corrupción política ya nada sorprende a la ciudadanía.
Además, y como si lo anterior fuera poco, al subsidiar los pasajes de las micros y no hacer lo mismo con los de los colectivos, el gobierno interviene un mercado cuya naturaleza es privada, e institucionaliza un régimen de competencia desleal que le quita el pan de la boca a cientos de Quillotanos y más de 200 mil chilenos.
En efecto, si el proyecto pasa la valla del Senado y se llega a aplicar (cualquier cosa puede suceder ahora que ciertos parlamentarios votan según la plata que el gobierno arroje a sus distritos), empezará a regir un doble sistema de tarifas en la locomoción colectiva: por una parte los que contarán con un aporte estatal que les permitirá bajar el valor del pasaje, y por otra, los que deberán seguirse rascando con sus propias uñas, operando a tarifa de mercado y sin subsidio alguno. Los primeros corresponden al sistema de locomoción mayor y los segundos, son los colectivos y taxis.
¿Cómo pretende el gobierno que éstos últimos compitan contra las tarifas subsidiadas de su competencia más directa?
ADOLFO ROJAS BUSTAMANTE
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