NO MÁS DE LO MISMO.
Lagos Escobar, Frei Ruiz-Tagle, Alvear e Inzulza por un lado, Sebastián Piñera, Lavín, Longueira y algún conocido más por el otro, representan “más de lo mismo”, más de lo que la ciudadanía ha visto y padecido durante veinte años.
Pero lo grave sería si las encuestas dijeran la verdad, ya que si así fuera estaríamos prontos a retroceder cien años en nuestra historia política, y el interregno constitucional, entre los setenta y los noventa, de nada habría servido.
Sin embargo, aunque las encuestas no dijeran la verdad, el dramático resultado sería el mismo pues, gracias a la persistencia con que estas se suceden unas a otras; en acciones propias de un verdadero mercadeo electoral; posicionan, ante la opinión pública, a personajes, conocidos y probados, surgidos de consensos oligárquicos de grupos políticos-económicos de poder.
No se trata, entonces, de la alternancia en el poder, sino de levantar una nueva opción, que no prometa, sino que escuche el clamor ciudadano, derribe las tenebrosas cuatro paredes de los consensos y se abra a la participación para solucionar, en conjunto con las organizaciones populares representativas, los problemas que aquejan a la Nación.
Disminuir la brecha económica y social que divide cada vez más a los chilenos, es un imperativo insoslayable.
Reformar profundamente la ley electoral con la inscripción automática, el voto voluntario, la implementación de sufragio electrónico y la eliminación del binominal, es prioritario.
Flexibilizar el mecanismo plebiscitario para garantizar la participación ciudadana en los temas de interés nacional, es una obligación.
Democratizar los Partidos Políticos, para legitimar su representación, es una necesidad para devolverles su carácter de corrientes de opinión.
Ha quedado demostrado que tanto la Concertación como la Alianza se alejaron de la gente y no han sido capaces de elaborar nuevas propuestas. Se han quedado ancladas en el pasado, pese a los esfuerzos fracasados por revivirlas.
El 64 % del universo ciudadano, que rechaza a las dos grandes coaliciones políticas, está a la espera que se alce la nueva opción, hoy en ciernes. Cuando eso suceda las encuestas, los pronósticos y el protagonismo de hoy se derrumbarán estrepitosamente.
Víctor Catalán Polanco
Lagos Escobar, Frei Ruiz-Tagle, Alvear e Inzulza por un lado, Sebastián Piñera, Lavín, Longueira y algún conocido más por el otro, representan “más de lo mismo”, más de lo que la ciudadanía ha visto y padecido durante veinte años.
Pero lo grave sería si las encuestas dijeran la verdad, ya que si así fuera estaríamos prontos a retroceder cien años en nuestra historia política, y el interregno constitucional, entre los setenta y los noventa, de nada habría servido.
Sin embargo, aunque las encuestas no dijeran la verdad, el dramático resultado sería el mismo pues, gracias a la persistencia con que estas se suceden unas a otras; en acciones propias de un verdadero mercadeo electoral; posicionan, ante la opinión pública, a personajes, conocidos y probados, surgidos de consensos oligárquicos de grupos políticos-económicos de poder.
No se trata, entonces, de la alternancia en el poder, sino de levantar una nueva opción, que no prometa, sino que escuche el clamor ciudadano, derribe las tenebrosas cuatro paredes de los consensos y se abra a la participación para solucionar, en conjunto con las organizaciones populares representativas, los problemas que aquejan a la Nación.
Disminuir la brecha económica y social que divide cada vez más a los chilenos, es un imperativo insoslayable.
Reformar profundamente la ley electoral con la inscripción automática, el voto voluntario, la implementación de sufragio electrónico y la eliminación del binominal, es prioritario.
Flexibilizar el mecanismo plebiscitario para garantizar la participación ciudadana en los temas de interés nacional, es una obligación.
Democratizar los Partidos Políticos, para legitimar su representación, es una necesidad para devolverles su carácter de corrientes de opinión.
Ha quedado demostrado que tanto la Concertación como la Alianza se alejaron de la gente y no han sido capaces de elaborar nuevas propuestas. Se han quedado ancladas en el pasado, pese a los esfuerzos fracasados por revivirlas.
El 64 % del universo ciudadano, que rechaza a las dos grandes coaliciones políticas, está a la espera que se alce la nueva opción, hoy en ciernes. Cuando eso suceda las encuestas, los pronósticos y el protagonismo de hoy se derrumbarán estrepitosamente.
Víctor Catalán Polanco
No hay comentarios:
Publicar un comentario