jueves, 19 de noviembre de 2009

EDITORIAL: LAS "MÁQUINAS" POLÍTICAS

LAS "MÁQUINAS" POLÍTICAS


La máquina, según la Real Academia Española, es aquella que, por procedimientos mecánicos, hace funcionar una herramienta sustituyendo el trabajo del operario. También se dice que es el conjunto de aparatos combinados para recibir cierta forma de energía y transformarla en otra más adecuada, o para producir un efecto determinado. En todo caso la máquina para funcionar debe estar bien “aceitada”, sino se funde. De ahí que en política acostumbremos a referirnos a una “máquina” como a una confabulación para producir ese efecto o resultado determinado, o para alcanzar un fin sin detenerse en consideraciones éticas o morales, dirigida, tal cual que una locomotora a vapor, por un experimentado operador llamado maquinista, y alimentada por los fogoneros con el poder político y económico que provee generosamente el conductor.

Pero, ¿existen las máquinas políticas o son sólo ficción?: Claro que existen, son más comunes de lo que uno imagina y, generalmente, se montan para torcer la voluntad mayoritaria de una organización, para eludir la legalidad institucional, para adquirir cuotas de poder por procedimientos anti democráticos, o para satisfacer egoístas intereses personales o de grupo, sin detenerse en principios o valores, o en la buena fe de los militantes.

Para alcanzar los espurios objetivos, una máquina política no se detiene ante nada y utiliza todo tipo de expedientes, sean éstos el soborno, la amenaza, el hostigamiento, la discriminación, el favoritismo, el engaño y otros subterfugios, como los resquicios legales para legitimar, si ello es posible, sus sórdidos procedimientos.

Pero la máquina política no es de fierro, ni es fría y menos inanimada. La máquina política es algo tangible, tiene alma - es negra, pero es alma -, tampoco es fría, goza de vida plena y está en permanente movimiento circulando con su carga, pródiga o amenazante, desde una línea estratégica central, derramándola hacia múltiples ramales en pos de objetivos tácticos intermedios que fortalezcan las ilegítimas intenciones que animan a personas o grupos de poder.

Uno de los propósitos principales del PARTIDO REGIONALISTA DE LOS INDEPENDIENTES es, precisamente, terminar con las máquinas políticas, o malas prácticas, que se han institucionalizado en los partidos tradicionales, mediante la democratización de los partidos, la trasparencia de los procedimientos, la activa participación de las bases y el irrestricto respeto a las normas legales que rigen la actividad partidaria.

El PRI, es el único partido que aspira, como parte del sustento ideológico fundacional, DEMOCRATIZAR LA DEMOCRACIA, de ahí surge la fuerza y la convicción que lo hace distinto y lo legitima como opción frente a la alternativa que representan las grandes coaliciones políticas en pugna.

El Editor

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