martes, 26 de mayo de 2009

VISIÓN DE PAÍS

Nuestra visión de país
"...la gran clase media chilena ha sido abandonada por el sistema de partidos políticos imperante durante las últimas cuatro décadas...".

ADOLFO ZALDÍVAR LARRAÍN

Candidato Presidencial

Nuestra situación política, social y económica ha generado en los últimos años desorientación, desencanto y falta de esperanza de los ciudadanos. Esta realidad obliga a los dirigentes y en especial a quienes aspiramos a alcanzar la mayor responsabilidad de la nación, a volcar nuestra mirada al pasado y recoger lo mejor de él para lograr recomponer los consensos y la unidad de la sociedad, y eliminar las formas anómalas que ha adquirido la acción pública, causante del rechazo a la política e introducir cambios profundos en las instituciones y en las políticas públicas que interpreten a la ciudadanía.

Debemos recapacitar especialmente sobre las fallas en la práctica de la democracia y el abuso reiterado a la paciencia de los chilenos sujetos a convivir con una lucha permanente del poder por el poder, ajena a las ideas, sin consideración a las necesidades y a lo que el pueblo espera de sus representantes.

La conformación histórica de las fuerzas políticas a la que recurría la opinión pública para expresar sus preferencias estaba constituida por un centro político fuerte, primero el Partido Radical y después la Democracia Cristiana. Ambos se han radicalizado en el tiempo y han convergido a la izquierda. En estas circunstancias ha desaparecido la alternativa del centro político, en que la opinión pública mayoritaria del país se sentía interpretada.

Hoy subsisten dos bloques extremos que tensionan a la sociedad. Es así como hay una mayoría de trabajadores, empleados públicos y privados, dueñas de casa, pequeños y medianos empresarios y profesionales que no tienen quién represente sus intereses. De ahí es que la gran clase media chilena ha sido abandonada por el sistema de partidos políticos imperante durante las últimas cuatro décadas. Este hecho asume y tiene caracteres de inestabilidad política y desarmonía social.

La situación de desorientación reinante en nuestro país se ha visto agravada por esta exclusión, que deja un vacío político. Es ésta la razón y el porqué de nuestra candidatura presidencial. Ella se inspira y entronca en la necesidad de que en el Chile de hoy tenga que abrirse un cauce tan ancho y profundo como es nuestra clase media, que incluye a una gran parte de la juventud y de mujeres de nuestro país.

También hay factores de orden ético y moral que explican mi salida de la Democracia Cristiana que inspiran fuertemente mi postulación. Nuestra preocupación se fundamenta en la vocación de lograr que los sectores excluidos tengan la representación que les corresponde y en entregar un grado de participación directa y progresiva a los ciudadanos no sólo para combatir la delincuencia y la drogadicción, sino en la solución de los problemas anquilosados que subsisten en la salud, la educación, en materias institucionales que están frenando nuestro desarrollo, en una probidad pública que alcance a todos, y en la necesidad de que ella tome conciencia e impulse los tribunales contenciosos administrativos para detener los abusos que comete la autoridad pública a diario con los ciudadanos y garantizar la plena transparencia democrática del gobierno.

Bases para el cumplimiento de esas tareas son:

1) Crear un modelo económico social de mercado, con crecimiento que dé respaldo al poder adquisitivo de sueldos, a la salud y a los beneficios sociales de los trabajadores, y que entregue por igual posibilidades de emprender e innovar a todos los chilenos, para lo cual se requiere dar un estatuto especial a las micro, pequeñas y medianas empresas acorde con su naturaleza y distinto al de las grandes, y fortalecer a la sociedad civil y los gobiernos locales.

2) Una efectiva regionalización que alimente el desarrollo de las comunas, provincias y regiones para homogeneizar el territorio y la nacionalidad. Para lograrlo, las autoridades deben ser elegidas en las regiones, especialmente los consejeros regionales, y éstos en forma directa por los ciudadanos, y además debe contarse con recursos efectivos, entre ellos parte de la tributación de las empresas establecidas en ellas.

3) Crear las condiciones para el reencuentro y unidad de los chilenos, que sea la base de grandes consensos que miren al largo plazo de Chile, lo que debería redundar en el cumplimiento de las políticas concretas antes mencionadas.Además de mi preocupación por los intereses del país, nuestra disposición es iniciar la tarea de engrandecer a la clase media chilena en su representación política creando un cauce que interprete sus intereses, porque esta marginación es factor de desintegración, desunión e inestabilidad política y social en el país.

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