jueves, 13 de marzo de 2008

DISCURSO DE ANTONIO CABEDO IBARRA EN EL CONSEJO NACIONAL DE P.R.I.

Intervención en el Consejo General del domingo 9 de Marzo de Jesús Antonio Cabedo Ibarra, miembro de la Comisión Política y de la Directiva Nacional, y candidato a la Alcaldía de la Comuna de San Ramón.

Estimados amigos:

Los últimos años hemos venido presenciando un deterioro sistemático, casi metódico y decadente del quehacer político.

La mala calidad de los integrantes de la clase política, que cual representantes e interpretes de una autentica fronda social no trepidan en evidenciar como único anhelo la mantención de ciertas cuotas de poder al precio y circunstancias que sean, han deteriorado paulatinamente la fe publica y la confianza de la ciudadanía, con sus promesas incumplidas.

A esta suerte de demagogia institucionalizada se suma la enorme corrupción que en estos últimos años hemos vivido y soportado, desde los albores del año 1994 ya la Digeder y la refinería de Con-Con recibían las primeras visitas de tan denigrante y perverso flagelo.

Luego asoman Esval, Correos, Indap, el caso coimas, el M.O.P. Gate , Chile Deportes, EFE, los programas de empleo y las irregularidades de la educación.

Todo lo anterior, sin olvidar las becas al extranjero, las enormes malversaciones, apropiaciones indebidas, negociaciones incompatibles, falsificaciones de antecedentes y currículos, con parlamentarios desaforados, funcionarios públicos procesados o formalizados y tantos otros descaros, que han logrado provocar en la ciudadanía un abierto y claro desprecio por quiénes participamos en política y que parecen competir con privatizaciones tan cuestionadas y poco transparentes de hace algunos años.

Y, todo esto ha, ocurrido con la actitud silenciosa y cómplice de una oposición que no ha pasado de ser el socio ideal en tales desvergüenzas (para ilustrar recuerden el enorme salvavidas de la oposición a Lagos por el caso M.O.P. Gate, para echar tierra a un cúmulo de delitos cometidos por connotados empresarios de la cámara de la construcción y que obedecen a diferentes ideas, matices o sensibilidades, como le dicen ahora a las corrientes de pensamiento político).

El sistema binominal, que entrega cuotas de poder a los dos bloques actualmente existentes en forma casi idéntica, hace que no haya disputa, ni competencia, en el entendido que ambos se han entregado sin claudicación al sistema económico liberal manchesteriano, donde quien gobierna, define y ejecuta, es el mercado.

Todo ello hace cada vez más distante, a su vez, al pueblo de las decisiones de las cúpulas y sus intérpretes.

La sola inspiración de permanencia del sistema político y económico en favor manifiesto de ciertos grupos, les garantiza la lucha del poder por el poder, y gozar de cuanto privilegio, prebenda y subterfugio exista.

El enorme vacío, que se ha generado entre el accionar de los representantes del pueblo y las expectativas de la Nación, ha comenzado a generar manifestaciones reivindicativas y expresiones de esperanzas por mayor justicia y ecuanimidad, que buscan, a través de una mejor y mas justa redistribución del ingreso, la satisfacción de necesidades y sueños postergados, tales como una educación y salud de mediana calidad, o el acceso a una vivienda digna, o vivir en un mejor barrio o región; tener en definitiva, mejor calidad de vida.

Pero lo que obtiene nuestro pueblo del sistema político- económico, y de sus dos dueños (alianza y concertación) es sólo sumirse aun más en niveles de frustración y de postergación.

Las visiones que tiene nuestro pueblo son radicalmente distintas a las de la burguesía política actual, pues no quiere ser utilizado, sino consultado; no desea ser interpretado, sino participar; no desea que le sean impuestos sus representantes, sino elegirlos; no soporta más corrupción y robo, desea autoridades honestas, transparentes, con profunda honradez publica; no quiere más discriminaciones odiosas entre chilenos, desea la misma justicia y las mismas penas y beneficios para casos similares e idénticos; desea seguridad social, familiar y laboral, y no ser objetos de actos que vulneren su integridad.

Nuestro pueblo tiene ansias, hambre y anhelo de encontrar un camino que ofrezca la integración nacional, el desarrollo armónico y equilibrado del país y, fundamentalmente, de su cuerpo social; que superando las diferencias y profundizando las avenencias logre que cada familia pueda proyectarse en sus hijos y nietos hacia horizontes que el Estado debe ser capaz de hacer posibles; que aquél que arriesga un capital, y agrega esfuerzo y trabajo, gane y crezca pero, también, lo hagan los generadores y colaboradores del crecimiento, vale decir los trabajadores.

Nuestro pueblo desea que cuando compra pan y paga el 19% de IVA, todas las actividades económicas lo hagan, y no existan privilegios que un sistema injusto garantiza para unos pocos.

Nuestro pueblo aspira un Chile más justo, más preocupado de todos sus hijos, vivan en la región o lugar geográfico que sea, con una fuerte defensa de su soberanía y tratando de unir, y no de seguir despotricando con hechos y locuras de hacen 50 o 30 años, pues necesitamos futuro, pues el presente ya se agotó y el pasado sólo ha traído divisiones.

Esta grandeza, tan simple, debe ser el axioma base de nuestra posición, y de ésta debe nacer la promisoria posibilidad de triunfo.

El acceso a la democracia real, a las utilidades del progreso de manera justicialista; de generar espacios para los emprendedores y otorgarles los apoyos necesarios; de creer efectivamente que es posible una mayor participación de los trabajadores en las utilidades de los grupos económicos; de que el Estado debe ejercer un rol eminentemente social y subsidiario; de que la corrupción, la delincuencia y la droga deben ser enfrentados sin asco y sin una cuota de misericordia, y no ocurra como hoy en que los padres de niñas violadas deben financiar con sus impuestos la comida de quienes causan tanto daño social y familiar; y que, simplemente, esto no ocurra y el preso se gane el pan.

Un estado donde la educación, y la salud pública y municipal sean de una mínima de calidad otorgando los recursos necesarios, fiscalizando su uso y utilización, y
castigando a los depredadores del erario nacional, junto con restringir al máximo los gastos en honorarios a suma alzada de operadores políticos en desmedro de la gestión y un mejor bienestar de nuestro pueblo, en especial las nuevas generaciones y aquellos que a su edad ya lo entregaron todo: los adultos mayores.

Esto quiere nuestro pueblo y este es nuestro trabajo: construir alternativa, lograr una nueva mayoría , un Partido que no solo interprete lo expuesto, y que respetando en su interior la pluralidad, otorgue la mayor consideración a quiénes partieron con este referente e hicieron los esfuerzos por constituirlo ya hace algunos años; pero , al mismo tiempo, abriendo oportunidades a quiénes se han ido incorporando leal y comprometidamente con el correr del tiempo hasta hoy; de lo contrario seremos más de lo mismo, vale decir maquinarias cupulares que terminaran por hacer que nuestro pueblo se aleje aun mas del juego democrático y ponga en estado de crisis terminal al propio régimen político a través de una abstención creciente y ascendente.

Seremos, por tanto, más que merecedores del mayor desprecio popular.

Señores y señoras, sin honestidad pública no hay posibilidades de delegación del poder popular y social, y sin dicho poder no se puede producir el ajuste imprescindible para una sociedad más justa, equitativa, más nacional e integradora.

He dicho ¡Gracias!

Jesús Antonio Cabedo Ibarra

1 comentario:

Anónimo dijo...

mi nombre es Bárbara Cabedo, tengo algun parentezco lejano con el Sr Cabedo y soy estudiante de derecho.
Me gustaría saber si es cierto que fué regidor en la época del gobierno de Pinochet.

Saludos

Gracias.

barbara_iron@hotmail.com