lunes, 1 de octubre de 2007

EL P.R.I. Y LOS MILITARES

Los Militares y el Partido
Una reflexión necesaria

Juan C. Moraga D.
Presidente Partido Regionalista de los Independientes

La incorporación de sectores que se sienten desilusionados y algunos hasta traicionados por la Concertación y la Alianza, ha significado un crecimiento real del partido de los regionalistas y la posibilidad cierta de que este se convierta en la gran sorpresa política en las próximas elecciones. lo que se convierte en realidad al plantearse llevar candidatos en todo el país, muchos de los cuales tienen representación popular y otros que -en el pasado reciente- han sido parlamentarios, alcaldes o dirigentes de organizaciones gremiales y sociales a nivel nacional y que hoy se unen para dar forma al Movimiento Nacional y Popular.

En el proceso de crecimiento del PRI. participan personas provenientes del más amplio espectro político, donde ha sido importante la transparencia con que se abordan temas que no solo pueden ser delicados, sino que pueden significar un costo político que amenace el desarrollo del proyecto. El acto del 1° de mayo en la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), ocasión en que -por primera vez, desde el gobierno del General Ibáñez- participan ex militares con dirigentes sociales y las reuniones efectuadas el 16 de junio en el hotel panamericano y posteriormente en el hotel Director de Vitacura, además de los debates en la Comisión política, han ido aclarando la participación de cada sector en el proyecto, especialmente de ex uniformados y lo que esto significa.

Sin duda la transversalidad del movimiento exigía que este tuviese un marco programático que -en términos generales- se encontraba en los 10 puntos básicos, pero que se profundiza con el manifiesto del MNP, documento que “raya la cancha” para nuestro quehacer partidario, y definir la relación con los dirigentes gremiales y sociales que se integran al partido. Lo anterior no es menor si consideramos que en nuestras filas se encuentran personas provenientes del centro político, del mundo cristiano y laico, de la cultura, y de la derecha y de la izquierda, a los que se unen miles de independientes que nos acompañan.

La aspiración de unir a la mayoría de los chilenos en una instancia amplia no es nueva y en algún momento la concertación lo pretendió, pero fue incapaz de hacerlo con sentido de país, pues sus 14 partidos se redujeron a 4 y el sectarismo, la exclusión y la descalificación crearon condiciones para imponer en forma brutal e inhumana el modelo Neo liberal que tiene a nuestra patria con chilenos de primera y segunda clase.

Esto lo reconoce el dirigente socialista Jorge Arrate cuando manifiesta a La Nación que “No fuimos capaces de construir una patria para todos”.

Durante 17 años de concertación, como afirma la Iglesia, se han profundizado las diferencias sociales entre los chilenos, los disidentes son descalificados y la exclusión no solo afecta a las minorías o sectores étnicos, sino también a importantes sectores gremiales, entre los que se cuenta el personal en retiro de las Fuerzas Armadas, los que NO se encuentran, ciertamente, en la patria para todos que echa de menos Arrate. Durante 17 años los ex uniformados han vivido aparte de la civilidad y desarrollan su quehacer social en círculos y agrupaciones que, querámoslo o no, los separan de la sociedad civil, levantando muros que solo sirven a los que quieren la patria dividida, a los que necesitan pretextos para justificar su quehacer político y apagar con bencina los problemas del pasado para que estas llamas sean verdaderas cortinas de humo que ocultan el proceso de descomposición y corrupción administrativa que el país conoce y que explica porque los políticos de la alianza y la concertación, JUNTOS, apenas tienen el 40% de apoyo ciudadano y el 53% afirma que nunca más votará por ellos. Sin duda, esta no es la patria que queremos y, para cambiarla, necesitamos, como dice el manifiesto del MNP, a los mejores hijos de esta tierra, donde, junto a los trabajadores, militares en retiro, gremialistas, estudiantes, agricultores, mineros, empresarios, dirigentes sociales y mandatarios que nos representan, rectificar el modelo, unir a los chilenos y construir una patria justa para todos. Eso nos une, por eso luchamos y para esto dimos forma al Movimiento Nacional y Popular.

En algunos medios y con la clara intención de perjudicarnos se ha hecho alusión a que este sería “el partido de los militares”, como para otros el proyecto es financiado por Chávez o Flores. Esto revela ignorancia y la clara intención de liquidarnos como partido. Es bueno, entonces y por la transparencia que nos caracteriza, tocar el tema. Debemos considerar que procesados por problemas de derechos humanos es muy inferior al 1 % de quienes integraron las FFAA, debiendo el 99% restante cargar ante la sociedad civil la mochila como si ellos también estuvieran procesados, lo que es injusto y desnuda la utilización política del problema, pues quienes “juzgan” no hacen distinciones ni referencia a sus actuales aliados, con los que viajan a Nueva York y que son los mismos que durante el régimen militar se enriquecieron mientras otros hacían el trabajo sucio para que ellos no tuviesen huelgas y pudieran dar forma al modelo que con tanto esmero hoy administra la Concertación. Eso les permite, desde los grandes consorcios, contratar como empleados a ex Ministros socialistas y PPD para volver a ejercer el poder que tuvieron durante 17 años de régimen militar, mientras gran parte del personal en retiro recibe pensiones inferiores al sueldo que ellos pagan a sus chóferes.

En la exclusión debe anotarse también a los militares, pues, como dijera el General Villarroel, son trabajadores de uniforme y su participación en el acto del 1° de mayo en la CAT es un hecho histórico de la mayor importancia, pues allí Pedro Morales habló de problemas gremiales y se demostró que podían compartir la sala y la discusión con dirigentes de otros sectores que escucharon con atención las demandas del personal en retiro de las FFAA. El clima de tolerancia, respeto y unidad gremial de civiles y ex militares expresado en ese acto, refleja el Chile que queremos y por el cual el P.R.I. está dando un combate patriótico que nos permita generar condiciones para llevar al conjunto de la sociedad chilena este espíritu de unidad nacional.

Pero así como hay amigos, también hay adversarios, los que intentan reducir nuestro quehacer al definirlo peyorativamente como “partido de militares”, para aislarnos y ridiculizar nuestras demandas, reduciendo este proyecto a un porcentaje mínimo en las próximas elecciones. Como ya dijimos, sabemos que esto tiene un costo, pero lo asumimos porque estamos convencidos que las demandas de los ex uniformados son justas y que ellas, como dijera Antonio Cabedo en el hotel Director, solo podrán tener respuesta en la medida que construyamos una fuerza política y social a nivel nacional que logre un porcentaje electoral que nos permita llevar nuestro mensaje a todos los chilenos. Los militares aislados, con efectos colaterales y sociales que afecta a sus hijos, con peticiones que limitan su demanda solo a temas judiciales y porque se ha demostrado durante 17 años que por ese camino jamás van a lograr sus objetivos, pensamos que es hora de revisar en forma autocrítica los resultados de esta experiencia. Por otro lado, es evidente que esto ha fortalecido a quienes pretenden mantener a ese 99% aislado del resto de los chilenos, presentando al conjunto de la familia militar como un cuerpo monolítico cuya única demanda es defender a sus procesados. Eso ayuda a quienes viven del pasado, distrae de los problemas reales del gremio y se recarga a miles de personas decentes y su familias con una mochila de culpabilidad que no les pertenece, pues su único “delito” ha sido pertenecer a tal o cual institución uniformada.

Como partido hemos expresado claramente lo que pensamos y eso ha significado que en nuestros actos se den la mano ex militares con personas que se encuentran en el libro de la comisión Valech y eso lo hemos logrado sin dobles intenciones, permitiéndonos manifestar que nuestra propuesta de país demanda una corrección del modelo económico, mayor justicia social, participación ciudadana en todas las instancias del Estado, superar las diferencias del pasado y ser capaces de construir una patria para todos. Los militares retirados, como cualquier ciudadano, tienen derechos que les permiten participar en organizaciones gremiales y políticas, desde las cuales pueden luchar por sus demandas.
Estamos convencidos que cuando estas demandas se unan a las de otros sectores, por fin podrán tener respuesta. Debemos terminar con el aislamiento y producir la integración con otros que, como ellos, se sienten marginados, postergados y castigados por un sistema que, usando el nombre de la democracia, ha impuesto una dictadura institucional que legitima su quehacer antidemocrático, segregacionista y oligárquico, del cual es cómplice toda la clase política, los que harán cualquier cosa para impedir que recuperemos Chile para los chilenos.

Por nuestra parte, hace años que venimos trabajando en este proyecto y nuestras listas de candidatos a concejales el año 2004 estuvieron marcadas por la presencia de ex integrantes de la Concertación con ex UDI-RN, militares e independientes, demostrando en la practica y la elección de muchos de ellos, que la unidad nacional en torno a objetivos concretos es posible. Mientras nosotros hacíamos eso y a última hora la derecha “bajo” a los que habían sido uniformados porque “le rayaban la pintura”. Los sub oficiales que vivieron esta triste experiencia han aprendido de ella y hoy son leales militantes del P.R.I. Los que no aprendieron, deben asumir el síndrome de la mujer golpeada y permanecer junto a quienes históricamente los han despreciado y tratado como ciudadanos de segunda clase.

Como dijera el fundador de la falange Hernán Rojo en el hotel Director “se trata de construir un Movimiento Nacional y Popular donde tienen cabida todos los chilenos, sin exclusiones”. Esa es la idea, pues luchamos para unir chilenos que ayer estuvieron en trincheras distintas y que hoy, con respeto, se dan la mano sin descalificaciones ni exclusiones de nadie. Eso ha ocurrido en nuestras reuniones y queremos que siga ocurriendo en todos los lugares de Chile donde nos encontremos. De esta forma no solo estamos construyendo una alternativa a la corrupción, a la derecha y la Concertación, sino que, convencidos de que La Patria Somos Todos –claramente- estamos haciendo patria y, en esa tarea, no sobra ningún chileno.


Valparaíso 27 de septiembre de 2007

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