EL MERCURIO 27/07/2010
Los testimonios de los  trabajadores de un sistema colapsado:
Gremios de Gendarmería hacen un  duro diagnóstico de las condiciones carcelarias
Los presidentes de las cuatro asociaciones de funcionarios penitenciarios dan cuenta de los problemas en los penales. Se enfrentan a diario al hacinamiento, escasez de personal, falta de infraestructura y nulos programas de rehabilitación.
ÓSCAR SAAVEDRA y GIOVANNI CALABRANO
Son quienes más conocen  de las cárceles y sus problemas. Conviven a diario con los reos y el  hacinamiento, la insuficiencia de infraestructura y la escasez de  equipamiento. Son los oficiales, suboficiales, funcionarios, directivos,  profesionales y técnicos de Gendarmería.
Sus representantes, los  presidentes de las cuatro entidades gremiales que agrupan a los  trabajadores penitenciarios, entregaron ayer un diagnóstico de la  situación en las cárceles.
A marzo de 2010, según un  informe de la Fundación Paz Ciudadana (FPC), los penales del país  albergaban a 54.613 reos, cuando su capacidad real estaba diseñada para  34.016. Es decir, una sobrepoblación de 60,6%.
El problema del  hacinamiento en las cárceles, insoluble para los gobiernos anteriores,  se acrecentó aún más con el terremoto del pasado 27 de febrero.
Ayer, en una visita a una  cárcel en la Región del Biobío, el ministro de Justicia, Felipe Bulnes,  actualizó el dato: en este momento, la sobrepoblación alcanza al 70%  (ver recuadro).
Bulnes fue instruido hace  unos días por el Presidente Sebastián Piñera para que evalúe el estado  de los penales, los internos y los funcionarios penitenciarios.
Ministro  Bulnes: hacinamiento en penales llega al 70% 
El ministro de Justicia,  Felipe Bulnes, aseguró ayer en la Región del Biobío que las tasas de  hacinamiento en el sistema carcelario chileno llegan a un 70%. Es decir,  donde la capacidad es para 100 reos hay 170 internos, lo que reconoció  como un tema de preocupación para el Gobierno.
Durante su visita al  penal El Manzano de Concepción, donde hay 1.745 reclusos en una cárcel  diseñada para mil reos, Bulnes dijo que su cartera ya inició un plan  para constatar las condiciones en las que se encuentran los 54.613  presos del país, según cifras de la Fundación Paz Ciudadana.
Dicho plan partirá por  revisar los sistemas de visitas, la atención en salud, alimentación y  horas de encierro de los internos. Su objetivo, agregó el titular de  Justicia, es ver “cómo podemos ir solucionando, a nivel nacional, las  distintas deficiencias y estrecheces que viven al interior de los  penales”.
Entre las mejoras  inmediatas se dispuso reponer literas faltantes, frazadas y colchones,  entre otros. “Son cosas que pueden parecer pequeñas, pero que para  quienes están viviendo una realidad carcelaria les hace una gran  diferencia”, agregó Bulnes.
En el mediano y largo  plazo, el Ministerio de Justicia ampliará los penales existentes y  rediseñará los que estaban en proceso de ejecución para aumentar su  capacidad. Bulnes dijo que insistirá en la construcción de nuevas  cárceles, argumentando que el hacinamiento “no es compatible con una  política de respeto a los derechos humanos que nosotros queremos  impulsar”.
A estas obras proyectadas  se suma la reconstrucción de las cárceles dañadas y destruidas por el  terremoto de febrero, las que pese a sus daños deberán seguir  funcionando mientras no sean reemplazadas. En Biobío, la región que  sufrió más daños en sus penales por el sismo, el Gobierno invertirá este  año $1.200 millones para recuperar infraestructura carcelaria.
De ese monto, $450  millones serán destinados a reparaciones en El Manzano, el penal de Los  Ángeles será demolido para construir uno nuevo y en Chillán se hará otra  cárcel.
Esta última se levantará  en un terreno de 30 ha. en Chillán Viejo, para sacar el penal del centro  de la ciudad, donde estaba ubicado hasta ahora.
Respecto de la situación  de los gendarmes, Bulnes dijo que hará lo posible por sacar este año la  Ley 20.426, que regula a los funcionarios penitenciarios. “En las  condiciones de hacinamiento de los recintos penales, es vital una mayor  cantidad de funcionarios”, afirmó.
$ 1.200 millones se  destinarán a recuperar penales dañados en el Biobío.
Oficiales:  “Faltan recursos en todos los sentidos, administramos en la pobreza” 
El mayor Christian  Alveal, presidente de la Asociación Nacional  de los Oficiales Penitenciarios (Anop), planteó que “faltan  recursos en todos los sentidos: infraestructura, recursos humanos, de  tipo tecnológico;, administramos en la pobreza”.
Alveal, quien estudió  ingeniería comercial en la Utem, señaló que “como oficiales tenemos el  mando, tenemos que mantener el orden en los penales, somos los  responsables de aquello, y obviamente es muy difícil que eso se logre si  los recursos que disponemos son bastante más escasos de los que  necesitaría cualquier persona. La pobreza es un tema que nos complica en  demasía para lograr la misión institucional”.
El oficial sostuvo que  “en promedio, el nivel de hacinamiento es cercano al 70%”.
“El terremoto generó el  cierre de varias unidades penales, 10 recintos quedaron destruidos y 20  seriamente dañados, y eso lamentablemente agudizó el hacinamiento”,  agregó.
Funcionarios:  “De cada diez internos que salen en libertad, ocho reinciden” 
Pedro Hernández,  presidente de la Asociación Nacional de  Funcionarios Penitenciarios (Anfup), explicó que “el principal  problema del sistema penitenciario es la reincidencia. Si tuviéramos  menos reincidencia, tendríamos menos gente en las cárceles”.
Hernández, sargento 1°  con 25 años en la institución, sostuvo que “de cada diez internos que  salen en libertad, ocho reinciden... No hay rehabilitación, ésta ha sido  nula en los centros penales”.
El suboficial apunta que  “es una consecuencia de los niveles de hacinamiento, porque no tenemos  lugares para salas de clases, para llevar a los internos que aprendan”.
“Los menguados recursos  que Gendarmería recibe año a año obligan a no poder hacer  rehabilitación... Se entregan recursos para administrar a casi 50 mil  reos, pero la realidad es otra. Son 54 mil reos cumpliendo condena, pero  hay una población flotante de casi 50 mil más”, indicó Hernández.
Suboficiales:  “La situación de la Región Metropolitana es crítica” 
El sargento Juan  Marechal, presidente de la Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería (Ansog), expuso que “hay  regiones que son más críticas, dentro de esas está la Región  Metropolitana”.
Afirmó que “en Santiago  tenemos cárceles como la Penitenciaría, en que la sobrepoblación alcanza  un 300%; hay 7 mil reos, en circunstacias que la cárcel está  acondicionada para 2.300”.
Añadió que “en el caso  del COF (Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín), igual situación,  es la cárcel que alberga más mujeres en Latinoamérica. En principio  albergaba 800 personas, fue modificado para 1.200, y en la actualidad  está cercano a las 3.000”.
Marechal advierte que “en  un sistema penitenciario moderno, cada tres reos debiera haber, por lo  menos, un funcionario de vigilancia y, actualmente, en el país tenemos  7,5 reos por efectivo”.
“El sistema está  sufriendo una situación delicada, estamos muy lejos de tener la cantidad  de funcionarios para cubrir las necesidades de un buen servicio”, dijo.
Profesionales  y administrativos: “Se descuida el concepto de rehabilitación” 
Arturo Sandoval,  presidente de la Asociación de Directivos,  Profesionales, Técnicos, Administrativos y Auxiliares de Gendarmería  (Adiptgen), expresó que “tenemos una sobrepoblación penal, una  infraestructura insuficiente, una carencia de personal uniformado y no  uniformado, y creo que un déficit severo en la formación del gendarme,  respecto de la misión que tiene la institución”.
Explicó que “están  convencidos de que la labor primaria y fundamental en el sistema  penitenciario solamente es la vigilancia y la seguridad, y se descuidan  las tareas de la custodia de la población penal y el concepto de  rehabilitación”.
A su juicio, la noción de  seguridad que se les entrega a los gendarmes es “extremadamente básica;  debiera ser mucho más integral. El funcionario que está a cargo de la  cadena, las esposas, del candado, tiene que tener claro hacia dónde el  sistema debe conducir a las personas”.
“No se han establecido  los equilibrios entre las tareas de rehabilitación y la vigilancia”,  concluyó.

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