Senador Bianchi
Dignidad en salarios para las regiones
Por Carlos Bianchi,
Senador independiente por la Región de Magallanes
A sólo días de haber aprobado el sueldo mínimo en $172.000, creo necesario el reenfocar este importante tema, que no se puede entrabar año a año en un aumento de 2 mil ó 3 mil pesos, porque claramente lo que planteemos es absolutamente insuficiente como una mínima dignidad para el ingreso mensual de las familias chilenas. Hay que centrar la discusión en la búsqueda de soluciones permanente en el tiempo, orientar una política de Estado que pueda subsidiar el ingreso mínimo en aquellas zonas donde la situación es absolutamente distinta. A modo de ejemplo, puedo mencionar el informe del Banco Mundial que establece que, a lo menos, en la Región de Magallanes, el costo de vida es casi de un 30% más que en la zona central de nuestro país y esto ocurre en la mayoría de las regiones, donde el costo es mucho mayor, pero el ingreso mínimo es el mismo para todo país. Además de esta necesaria diferenciación, no podemos desconocer que al establecer el sueldo mínimo estamos afectando directamente a los adultos mayores, porque con esta cifra definimos y sentenciamos cuál será la calidad de pensión de esa persona en el futuro, cuál será su condición cuando sea pensionado o jubilado, porque en estas condiciones de mínimo -como el que se discute hoy- claramente se está afectando a nuestros adultos mayores.
Sin ser majadero, quiero reiterar que la discusión anual no se puede centrar en un mismo sueldo mínimo igualitario, por lo que urge la existencia de indicadores regionales, de un IPC regional y una canasta regional, que establezcan la diferencia del costo de vida, para que con estos parámetros el gobierno pueda subsidiar a las empresas más pequeñas. Y con esto entramos al tema de fondo porque cuando hablamos de estos 2 mil o 3 mil pesos más, también tenemos que pensar que el más pequeño de los emprendedores, el más pequeño de los empresarios, es un trabajador más y este tema, obviamente, le dificulta y le genera un conflicto, por lo que apremia -en el corto plazo- es un diálogo con el Gobierno, para que se pueda definir una política pública que permita que el Estado tenga una subvención en regiones y/o en aquellas pequeñas empresas, de menor facturación, para poder llegar a un mínimo que permita tener una mejor calidad de vida.
Espero que, más allá de este reajuste salarial, seamos capaces de concretar políticas más estables y de largo plazo, para un sueldo digo, porque es inaceptable que cada año tengamos estas discusiones que producen angustia e inseguridad entre los trabajadores, quienes ven como se repinten los mismos discursos populistas, donde se juega con su dignidad. De una buena vez debemos abocarnos a la solución definitiva que resuelva no un salario mínimo, sino que un SALARIO DIGNO y -con ello- PENSIONES DIGNAS para nuestros adultos mayores.
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