domingo, 21 de marzo de 2010

DISCULPE PRESIDENTE

BLOG DE
NICOLÁS ESPEJO YAKSIC

Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Diego Portales; Abogado; Master en Derecho Internacional y Derechos Humanos de la Universidad de Oxford y Doctor en Filosofía del Derecho de la Universidad de Warwick, Inglaterra. Actualmente se desempeña como Profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez y de la Universidad Central de Chile, Consultor de UNICEF y Socio Fundador de la Corporación Interés Público.



Disculpe Presidente, no puedo aceptar. Es que soy liberal

Mar. 17 , 2010

"Aló, Francisco, como estás? Mira, te llamo del Ministerio. Hemos estado pensando en un cargo y tu nombre salió con mucha fuerza. Todos creemos que eres la persona correcta para este puesto y sería fantástico contar contigo. Que dices? Eeeehhhh, oye, gracias, te pasaste. En realidad es un orgullo que hayan pensado en mi, me encantaría en realidad, pero no. Lo que pasa es que en este momento estoy en otra cosa, con otros proyectos, ojalá me entiendas". La frase es inventada, pero parece no muy alejada de la realidad. El gobierno de Sebastian Piñera ya enfrenta su primera crisis, la de contar con gente para llevar a cabo su propio proyecto. Basta con darse una vuelta por los ministerios, direcciones, servicios y otras instituciones públicas para ver la preocupante paralización que los sume. Nadie sabe bien que hacer, porque no tiene idea que es lo que viene. Y dicha paralización, en medio de una apremiante necesidad por poner el pie en el acelerador de la reconstrucción, es un pecado capital.

Es cierto que un recambio de coalición política en el gobierno de un país importará un proceso lento y complejo. Más difícil se vuelve esta tarea cuando la coalición anterior estuvo en el poder por 20 años. En fin, que la nueva coalición asuma en el medio de una catástrofe natural como la que hemos vivido, hará más difícil las cosas aún. Pero no nos confundamos. A pesar de todo lo dicho, resulta evidente que el Gobierno de Sebastián Piñera está experimentando una grave dificultad para designar, en puesto de relevancia, a las nuevas autoridades del país. ¿Por qué?

Creo que la razón de fondo está en la falta de compromiso político de la derecha liberal chilena. Si, una derecha demasiado acostumbrada a saltar de un trabajo a otro, sí y solo sí, se recibe una oferta más abultada, con mejores oficinas, mejor capital simbólico entre los amigos, mejor paga, you know, algo "más para uno". Y es que no se trata de la derecha de Francisco Bulnes o Sergio Onofre Jarpa, porque "todo lo sólido se disuelve en el aire". Tampoco se trata de la derecha que visita campamentos, la católica, del compromiso social, de misiones en el campo, de la colecta del kilo de arroz, del proselitismo político popular. Esa derecha conservadora tiene culpa, la liberal, ninguna. La derecha liberal es lúcida, abierta, dinámica, tiene MBA´s, LLM´s que ayudan a integrar directorios bien pagados. La derecha conservadora, en cambio, es como una señora gorda y vieja, va lento con su bolsita a comprar el pan, se detiene debajo de un árbol para que no le pegue el sol, saluda a los vecinos y sigue. El problema con esta derecha conservadora, sin embargo, es que, paradojalmente, está llena de jóvenes sin experiencia política ni institucional como para asumir cargos con demasiada responsabilidad. Y lamentablemente para ellos, para ejercer bien el poder, no basta el coeficiente intelectual ni el llamado del Señor.

Cría cuervos Sebastián. Es que esos vicios privados -la zanahoria y el garrote- sirven para acumular capital, ganar carreras, llegar "alto" y conseguir nuestras propias metas. Pero esos mismos vicios privados no sirven para generar virtudes públicas: irse a meter a una oficina picante de alguna repartición pública? No way! Tener que pasar todo el día firmando decretos, sin aire acondicionado, sosteniendo reuniones con los gremios, recibiendo insultos de los diputados -esos que van con buses llenos de gritones a la Cámara-, ir a terreno, todas esas cosas no calzan dentro del proyecto que se tiene. Antes el trabajo lo hacía la gente centro-izquierda, gente simpática, algo confundida, pero bien intencionada. Y ahora, quien podrá defendernos? Poquita vocación pública muchachos, para no decir ninguna, cosa que a lo menos a mí, no me sorprende en lo absoluto. Lo que más me preocupa, en todo caso, es que los cargos se llenarán tarde o temprano, y cuando las listas corren y corren…. bien sabemos quienes terminan ocupando esas posiciones. ¡Fuerza Chile!

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