Senador Adolfo Zaldívar LarraínTODO: ¡PARA NADA!
Y todo, para nada: Se apoderó del PRI y lo convirtió en un partido instrumental a su servicio personal y de su entorno, transgredió groseramente la institucionalidad partidaria, invirtió millones, expulsó ilegalmente a dirigentes regionalistas, impuso a un samurái como Secretario General, declinó a último momento su propia candidatura presidencial - dividiendo y bloqueando a la colectividad al impedirle llevar un candidato propio -, discriminó a los candidatos regionalistas al parlamento, fue el causante del desastre electoral sufrido y cometió otra serie de fechorías con la esperanza de ver satisfechas sus ambiciones. Pero, la esperanza es lo último que se pierde senador, aún es posible que una embajada – en España o Alemania, como se murmura entre sus allegados –, justifique el precio de las tropelías cometidas para congraciarse con las nuevas autoridades y obtener una regalía que recompense sus “sacrificios”, aunque no sea propiamente en el gabinete ministerial.
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