miércoles, 10 de febrero de 2010

DOCTRINA REGIONALISTA: UNA VISIÓN

Claudio Rivera Canihuante

Hacia una visión regionalista.

Introducción


La realidad dista mucho de ser percibida en su integridad, y normalmente lo que nosotros entendemos por tal, no es más que aquello que alcanzamos a percibir y procesamos subjetivamente. Por eso es relativamente fácil para personas entrenadas, influir en la apreciación que nosotros tenemos de lo que ocurre. Les basta que fijemos nuestra atención en aquello que les interesa mostrarnos y nuestro cerebro completa y procesa el resto; dándonos una visión de la realidad con la sensación que nosotros mismos la hemos descubierto.


Así, el modelo neoliberal nos convence que lo único que tiene sentido es la producción de riqueza y que ella es la solución para todos los problemas de la humanidad. Por su parte, los políticos tradicionales tratan de convencernos que el mundo está dividido entre los buenos y los malos; y que debido a que los malos se oponen y boicotean lo que pueden hacer los buenos, las cosas no resultan. Por eso la solución es dejar a los malos de lado, donde no molesten.


Lo cierto es que ambas aseveraciones son falsas. La producción de riqueza por si sola no garantiza que los humanos resuelvan sus problemas; y la pretensión de inhabilitar casi a la mitad del país, carece de sentido y es un imposible. Es importante para el regionalismo visualizar de una manera distinta; y para ello basta fijar la atención en aspectos distintos de lo que nos han mostrado, para que aparezca frente a nosotros una nueva realidad. Necesitamos ver de una manera distinta, para producir el cambio que nos lleva a un nuevo estadio de relaciones sociales, más humanas, justas y solidarias, con respeto al medio ambiente y a la diversidad.


I.- La visión unidimensional del modelo neoliberal.


La sociedad chilena está mayoritariamente enfocada de manera unidimensional a la generación del lucro, como si ello fuera el patrón y medida de toda la existencia humana. Sin embargo, esta visión unilateral solo trae desazón a los chilenos. A los unos, porque no alcanzan a producir todo el dinero a que aspiran o necesitan; y los otros, aquellos que han tenido éxito económico, porque ello no les ha traído la felicidad buscada. La organización social en base al dinero tiene una simplicidad y una lógica que es difícil de objetar. En efecto, el sistema capitalista neoliberal se ha mostrado muy eficiente en cuanto a la asignación de recursos, y establece un objetivo que es aplicable a casi toda la actividad humana: la producción de dinero o de rentabilidad. Por cierto, carece de ética y claramente las limitaciones legales son insuficientes, como ha quedado de manifiesto en la actual crisis internacional.


Por otra parte, en el sistema de valores del modelo, da lo mismo el origen del dinero, si se logra haciendo pan o traficando drogas o armas. Lo que interesa es la rentabilidad y no la utilidad social. Las personas que piensan que el único objetivo en la vida es ganar o producir dinero, están, sesgando una parte fundamental del ser humano, relegándolo a un engranaje productivo unidimensional. Es el típico comportamiento competitivo que ve a todo el resto del mundo como rival, incapaz de visualizar al prójimo como persona, tiende a agredirlo o utilizarlo.


El modelo neo liberal va generando por millones seres estresados y enfermos que se ponen violentos al menor estímulo, precisamente porque su vida es dolorosa. Incapaces de descansar en su eterna lucha y rivalidad contra el mundo, tienden a agredir todo aquello que está a su alrededor, como una manera de mitigar su dolor interno producto del vacío existencial. Lo que olvida el modelo económico en boga, es que el ser humano se nutre de afecto antes que de alimento. Si una persona carece de una contención afectiva, todo lo demás será sucedáneo. El dolor que produce no sentirse querido debe ser aminorado por drogas, dinero, sexo, o cualquier emoción que haga olvidar aquello que es principal en los humanos: la capacidad de dar y recibir amor.


Una simple observación de la sociedad chilena demuestra que durante los últimos años, ha habido un cierto crecimiento económico, y no puede negarse que se ha producido una disminución de la pobreza, si el análisis se remite solamente al consumo per cápita. Sin embargo, la inequidad y las diferencias sociales son abismales. Una mirada preliminar, permite constatar que los chilenos estamos cada vez mas separados en estratos económicos y somos cada día más agresivos, menos deferentes entre nosotros, y más competitivos. Ello genera además un clima de incertidumbre, y de inseguridad que altera todo nuestro sistema social, al tiempo que las huelgas, tomas, y otras manifestaciones sociales encuentran en el estallido social, su única forma de expresión para ser oídos. No se trata de estadísticas o de mejorar el producto interno bruto exclusivamente, sino que también se trata de lograr bienestar y satisfacción en un país real integrado a nivel nacional; y no separado por castas económicas que no se conocen ni reconocen como ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones.


La visión mecanicista del modelo neoliberal, que excluye todo aquello que no rente, solo tendrá como resultado una mayor desigualdad social y crecientes grados de insatisfacción ciudadana.


II.- Visualización creadora, una herramienta política.


Como nos han hecho ver la política


La segunda vuelta de la elección presidencial en Chile, según los políticos tradicionales, ha sido entre la Concertación y la Alianza hoy Coalición por el Cambio; para otros ha sido entre la derecha y la izquierda; para los menos politizados ha sido entre Frei y Piñera; y lamentablemente para un importante sector de ciudadanos, ha sido una elección entre los de siempre. Para completar este cuadro, habría que señalar que para los no inscritos ha sido algo irrelevante. Es posible que todos tengan razón, porque es su manera de ver las cosas. Si nos acercamos a cada uno de ellos, nos darán razón de sus dichos y convicciones. Sin embargo todos ellos ven una cosa distinta y actúan conforme a lo que ven.


Por cierto, no se trata que existan múltiples realidades, sino que más bien existen distintas visiones y percepciones; y son ellas las que determinan el actuar de las personas. Entendiendo este fenómeno, es muy importante resolver en qué y para qué vamos a fijar nuestra atención, ya que de ello deriva no solo nuestra apreciación de la realidad; sino además el sentido y posibilidad de cambio de ella. Si fijamos la atención en las diferencias y en el pasado; lograremos tener una visión de un país dividido conforme a lo que ocurrió en el gobierno de Salvador Allende o en el período de Pinochet. ¿Para qué sirve eso? Sirve para dividir mediante la descalificación, a un grupo de malos, y a otro de buenos. Si fijamos la atención como si esto hubiera sido un problema de la derecha y la izquierda, es necesario hacer un esfuerzo mental. En primer lugar porque ambas coaliciones son neoliberales; han gobernado de común acuerdo salvo algunas diferencias menores; y los Ministros de Hacienda han sido unánimemente ovacionados por los grupos empresariales. Tal vez al final de este ejercicio intelectual, también lograríamos dividir el país entre los derechistas y los izquierdistas; aún cuando deberíamos hacer un nuevo esfuerzo para entender a los díscolos y a la misma candidatura de Marco Enríquez, que no sabemos si era de derecha o izquierda.


Si por el contrario, pensamos que esto ha sido una contienda de candidatos, habría que preguntarle a los electores si conocían las diferencias entre uno y otro en materias como salud, educación, empleo, relaciones exteriores etc. Sin embargo al margen de ello, también resulta posible dividir el país entre ganadores y perdedores. De esta manera, si uno enfoca la atención en lo que nos diferencia, siempre podremos dividirnos. La pregunta se refiere a la utilidad de dividirnos. Para los políticos tradicionales eso le permite mostrarnos una realidad confrontacional en la que ellos se muestran como la alternativa de solución.


Saliendo de la visualización dicotómica.


Si por el contrario, en lugar de fijar la atención en lo que nos divide, fijamos la atención en lo que nos une; si en lugar de descalificarnos por hechos del pasado, orientamos nuestra mirada al futuro, estaremos en condiciones de romper este sistema de descalificaciones en que unos son malos para que otros puedan ser buenos. El fracaso de las políticas de educación y las insuficiencias en salud, no son un problema del gobierno ni de la oposición, son un problema de todos los chilenos. La enorme desigualdad de la distribución del ingreso, la alta tasa de delincuencia, la drogadicción, la cesantía, no son problemas de la derecha o de la izquierda; son problemas del país.


La propuesta regionalista es generar una visión común que permita unir a los chilenos y chilenas para que juntos resolvamos los problemas que nos ocupan, esto es lo que hemos denominado unidad nacional y participación popular. Ello no significar condonar ni dejar en la impunidad los crímenes que pudieron haberse cometido; sino simplemente permitir que la justicia cumpla su rol con la máxima eficiencia, pero el resto del país debe continuar resolviendo el resto de los problemas que nos afectan como Nación. Visualizar de una nueva manera, es fijar la atención en los elementos que permiten articular la realidad, para que ellos se vayan adecuando al modelo que pretendemos construir. No podemos quedarnos con la visión del sistema que solo valida lo que produce lucro; ni con los políticos tradicionales que descalifican a todos los que no piensan como ellos, sin darse cuenta que su actitud afecta a la mitad del país.


III.- El desafío del futuro: visualización creadora; y más participación.


Existe una relación directa entre la participación social y la distribución del ingreso; y evidentemente Chile se orienta de manera progresiva hacia la menor participación social. El universo de los inscritos jóvenes en los registros electorales, es inferior al de los no inscritos. Así de los más de tres millones de chilenos no inscritos en los registros electorales, la gran mayoría son jóvenes. Es por ello que, a menos que se haga actualmente un esfuerzo, la situación de falta de participación será cada vez más crítica. Nuestra visualización creadora convoca a todos los chilenos y chilenas que compartan muestro ideario, sin preguntar de dónde vienen, a constituir una sociedad centrada en el desarrollo de la persona humana y con respeto al medioambiente; y no exclusivamente en el lucro. Nuestro llamado debe ser especialmente a los jóvenes, para que ellos se incorporen y sean los constructores la sociedad que les tocará vivir.


El modelo social debe contemplar la dimensión humana del progreso; entendiendo que no se trata solo lucrar, sino que de hacer de nuestra nación un espacio en que los chilenos y chilenas sean actores de su vida y puedan acceder a los beneficios del desarrollo.


Se trata de crear una sociedad amable y solidaria, que sin renunciar a la eficiencia productiva, asuma permanentemente la situación de los más desvalidos. Se trata de generar una sociedad inclusiva, que acepte, incorpore y respete la diversidad. Se trata de lograr un desarrollo económico con rostro humano, respetuoso de nuestra diversidad y del medioambiente. Se trata por tanto, de una convocatoria amplia, que permita a los chilenos visualizar un futuro mirando con el ojo de la razón, pero también con el ojo del corazón. Es precisamente esta mirada afectiva, que nace de la inteligencia del corazón, la que puede cambiar la convocatoria y la sociedad agresiva que hoy día nos toca vivir. Es necesario reencontrarnos fraternalmente, asumir que lo que vivimos no es más que lo que nos hacemos los unos a los otros, y que todo aquello que hacemos a la madre naturaleza se nos devuelve. Debemos comprender que somos responsables de nuestros actos, y que la sociedad es la consecuencia de ellos.


Es necesario asumir que los males sociales no se resolverán por leyes ni decretos, y que poco sacamos con culparnos recíprocamente de haber dictado o no dictado tal cuerpo legal; sino que por el contrario, el cambio social solo será el producto de la acción coordinada de los chilenos y chilenas, en las comunas, en los distritos, en las regiones, a lo largo de nuestro país. Este trabajo supone el crear una nueva conciencia nacional, informada de lo que ocurre y de las posibilidades futuras. Requiere del trabajo permanente de la razón para poder sistematizar la información de que disponemos con la máxima prudencia; al mismo tiempo que del corazón, para guiar nuestro accionar en la consecución de un mundo más solidario, respetuoso del medio ambiente, y basado en la colaboración y el entendimiento pacífico. En la medida que conversamos con los hombres y mujeres de nuestro país, constatamos que ellos están esperando un mensaje menos político y más humano. Hemos visto la disposición de chilenos y chilenas para organizarse y resolver sus problemas, sin preguntarse los colores políticos.


Creemos en la participación popular y su capacidad creadora; y en un Estado que apoya e incentiva esas organizaciones, más que un sistema asistencial que inmoviliza al que lo recibe. Ciertamente hay casos en que la asistencia directa es la única posible; pero evidentemente tiene un mérito mayor cuando los hombres y mujeres, a través de su esfuerzo y organización, recuperan la capacidad de construir su propio destino. La visualización creadora no es soñar una utopía; es comenzar a vivirla actualmente ocupando nuestro rol para que ella se haga realidad.


Claudio Rivera Canihuante

Abogado regionalista

febrero 2010

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