EL CENTRO POLÍTICO EN CHILE Y LA VOLUNTAD DE PODER DE UN NUEVO MOVIMIENTO.
Lo que hemos observado estos últimos días con Enriquez Ominami es que el poder se reinventa, se reconvierte y hace un intento desesperado por mantenerse. El intento por salvar un cadáver, La Concertación, que hace el denominado “díscolo”, no puede tocar al poder en su esencia, por ello es un “gatopardismo” más: que todo cambie para que nada cambie.
Esta audacia tan controlada y mediatizada es en definitiva una cortina de humo para explotar la bondad y la creencia ingenua de los chilenos. Muy pronto todos se darán cuenta que el Rey está desnudo y hasta aquí no más llegamos.
Lo importante histórico que está ocurriendo no lo muestra la mass -media. Se requiere una viva experiencia política para develarlo, una sabiduría que ha sido postergada por los que venden la noticia.
Lo cierto es que Chile no soporta más una Concertación “renovada o no” que profundizó - y con o sin Enríquez Ominami lo seguirá haciendo - el modelo económico neoliberal, excluyendo del progreso y el bienestar a la gran clase media y a las Pymes.
Ocurre que la Democracia Cristiana está entregada, abandonó el centro, su gente y sus ideas, mientras su candidato es sometido a más pruebas que un soldado para alcanzar el amor de una princesa. Si Frei termina imponiéndose, se afirmará el poder de la Concertación, si es desplazado, se conserva el poder con otra imagen. Se ha pretendido por Enríquez Ominami recuperar la energía de “la alegría ya viene”. Hagámonos responsables, ya no llegó, y los que tienen o quieren el poder del Estado mediante un conglomerado ya fenecido, en sus ideas y sueños, no tienen posibilidad alguna de hacer otra cosa. Ya no tienen causas justas para cambiar el rostro de Chile.
No podemos permitir que la Concertación siga resucitando a Pinochet y su Dictadura para justificar la Corrupción y la claudicación ante los intereses del gran poder económico. Y que la Alianza avergonzada se desentienda de lo que respaldó tan fervientemente en el siglo pasado, para hoy pretender ganarse el apoyo popular.
Sólo es posible un cambio si se crea y fortalece el centro político, que sostenga los valores e ideas de justicia social que solo tienen esperanza en: Un Modelo económico social de mercado y no extremadamente neoliberal como el que impera en Chile; un modelo político de Poder Ejecutivo semi-presidencial, unitario pero descentralizado de verdad en sus regiones, es decir, un Estado Regional; y una integración cultural y nacional que apueste por un reencuentro de todos los chilenos.
Adolfo Zaldívar encarna hoy la verdadera alternativa. Es poder, pero no es producto de un negocio de la farándula, ni inventa fórmulas pseudo renovadas de juventud caritativa. Es un poder que se forja de lo más profundo de la patria, de su historia, que quiere contar con chilenos jóvenes o viejos verdaderos y auténticos, para que en Chile se corrijan las cosas. El “establishment” se lo ha tratado de impedir a toda costa. Los poderes fácticos actúan de manera brutal porque saben que lo que dice, si es presidente de Chile, lo va a hacer. Esta propuesta es la única que no está atada a los intereses ocultos de los que se creen dueños del país. Por algún motivo, a este señor, formado con los políticos tradicionales, le toca esta apuesta tan distinta de los que un día caminaron junto a él.
Se consolida un movimiento político nuevo en Chile y nada puede detenerlo, porque aquí hay una voluntad de poder auténtica. Ahora, contamos con un Partido político (PRI), Formamos un movimiento nacional y popular, las encuestas no nos daban más del 2% en las elecciones municipales pasadas, obtuvimos más de tres veces esa cantidad, 120 concejales y 9 Alcaldes, ahora llevaremos candidatos a diputados en todos los distritos, Los Regionalistas, los social cristianos y los Independientes daremos nuevamente una gran sorpresa en diciembre próximo.
En el centro se nos abre un camino que llenaremos con la candidatura presidencial de Adolfo Zaldívar que cuenta con la fuerza y la voluntad de los chilenos que día a día se van incorporando convencidos al imperativo que nos impone Chile para el presente siglo.
EDUARDO SALAS CERDA
ABOGADO
VICEPRESIDENTE NACIONAL PRI
Lo que hemos observado estos últimos días con Enriquez Ominami es que el poder se reinventa, se reconvierte y hace un intento desesperado por mantenerse. El intento por salvar un cadáver, La Concertación, que hace el denominado “díscolo”, no puede tocar al poder en su esencia, por ello es un “gatopardismo” más: que todo cambie para que nada cambie.
Esta audacia tan controlada y mediatizada es en definitiva una cortina de humo para explotar la bondad y la creencia ingenua de los chilenos. Muy pronto todos se darán cuenta que el Rey está desnudo y hasta aquí no más llegamos.
Lo importante histórico que está ocurriendo no lo muestra la mass -media. Se requiere una viva experiencia política para develarlo, una sabiduría que ha sido postergada por los que venden la noticia.
Lo cierto es que Chile no soporta más una Concertación “renovada o no” que profundizó - y con o sin Enríquez Ominami lo seguirá haciendo - el modelo económico neoliberal, excluyendo del progreso y el bienestar a la gran clase media y a las Pymes.
Ocurre que la Democracia Cristiana está entregada, abandonó el centro, su gente y sus ideas, mientras su candidato es sometido a más pruebas que un soldado para alcanzar el amor de una princesa. Si Frei termina imponiéndose, se afirmará el poder de la Concertación, si es desplazado, se conserva el poder con otra imagen. Se ha pretendido por Enríquez Ominami recuperar la energía de “la alegría ya viene”. Hagámonos responsables, ya no llegó, y los que tienen o quieren el poder del Estado mediante un conglomerado ya fenecido, en sus ideas y sueños, no tienen posibilidad alguna de hacer otra cosa. Ya no tienen causas justas para cambiar el rostro de Chile.
No podemos permitir que la Concertación siga resucitando a Pinochet y su Dictadura para justificar la Corrupción y la claudicación ante los intereses del gran poder económico. Y que la Alianza avergonzada se desentienda de lo que respaldó tan fervientemente en el siglo pasado, para hoy pretender ganarse el apoyo popular.
Sólo es posible un cambio si se crea y fortalece el centro político, que sostenga los valores e ideas de justicia social que solo tienen esperanza en: Un Modelo económico social de mercado y no extremadamente neoliberal como el que impera en Chile; un modelo político de Poder Ejecutivo semi-presidencial, unitario pero descentralizado de verdad en sus regiones, es decir, un Estado Regional; y una integración cultural y nacional que apueste por un reencuentro de todos los chilenos.
Adolfo Zaldívar encarna hoy la verdadera alternativa. Es poder, pero no es producto de un negocio de la farándula, ni inventa fórmulas pseudo renovadas de juventud caritativa. Es un poder que se forja de lo más profundo de la patria, de su historia, que quiere contar con chilenos jóvenes o viejos verdaderos y auténticos, para que en Chile se corrijan las cosas. El “establishment” se lo ha tratado de impedir a toda costa. Los poderes fácticos actúan de manera brutal porque saben que lo que dice, si es presidente de Chile, lo va a hacer. Esta propuesta es la única que no está atada a los intereses ocultos de los que se creen dueños del país. Por algún motivo, a este señor, formado con los políticos tradicionales, le toca esta apuesta tan distinta de los que un día caminaron junto a él.
Se consolida un movimiento político nuevo en Chile y nada puede detenerlo, porque aquí hay una voluntad de poder auténtica. Ahora, contamos con un Partido político (PRI), Formamos un movimiento nacional y popular, las encuestas no nos daban más del 2% en las elecciones municipales pasadas, obtuvimos más de tres veces esa cantidad, 120 concejales y 9 Alcaldes, ahora llevaremos candidatos a diputados en todos los distritos, Los Regionalistas, los social cristianos y los Independientes daremos nuevamente una gran sorpresa en diciembre próximo.
En el centro se nos abre un camino que llenaremos con la candidatura presidencial de Adolfo Zaldívar que cuenta con la fuerza y la voluntad de los chilenos que día a día se van incorporando convencidos al imperativo que nos impone Chile para el presente siglo.
EDUARDO SALAS CERDA
ABOGADO
VICEPRESIDENTE NACIONAL PRI
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