EDITORIAL
El presidenciable de la Alianza llamó a RN y a la UDI “a actuar con generosidad y grandeza” – “por donde pecas pagas”, dice el refrán -, pero reiteró que no intervendrá en los conflictos de dichos partidos por la plantilla parlamentaria.
Por su parte Longueira señaló que si no da el paso de renunciar al comando de Piñera - frente al acto irresponsable de RN de proclamar a Nicolás Monckeberg como candidato a diputado por Providencia, para que compita con Álvarez -, el Consejo General de la UDI no lo proclama como candidato: ¿Quién ganará este “gallito? ¿El poder político o el poder económico?
Si la UDI hubiese tenido la osadía de potenciar a un candidato de sus filas, llámese Pablo Longueira, Hernán Larraín, José Antonio Kast, Evelyn Matthei, Jorge Arancibia o cualquiera otra de sus figuras, y el candidato de la coalición aliancista se hubiera definido en primarias democráticas, “otro gallo cantaría” y el escenario político habría cambiado, ya que la Concertación se hubiese visto arrastrada a elegir a su abanderado en un acto similar a nivel nacional, con un resultado que, por lo que se apreció en el remedo de primarias de que fuimos testigos, es muy probable que habría sido distinto.
Ahora, si los candidatos presidenciales alternativos juegan bien sus cartas, y las organizaciones que los respaldan priorizan con pragmatismo sus objetivos políticos y democráticos, por sobre la intransigencia de ideologías y posturas dogmáticas, estamos en las puertas de un resultado inesperado y trascendente que los medios especializados, por alguna razón poderosa, insisten en ignorar.
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