sábado, 10 de noviembre de 2007

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS













EL PARTIDO REGIONALISTA DE LOS INDEPENDIENTES, es una comunidad de ciudadanos provenientes de todos los estratos sociales, económicos, credos religiosos y de diversa formación filosófica e ideológica que, inspirados en los principios del humanismo, la justicia social y la necesaria superación de las divisiones del pasado, promueve la construcción de una sociedad asentada en la participación e integración social, y en claros valores y normas de conducta, donde los principios básicos de Igualdad, Libertad, Equidad y Fraternidad, expresados sin limitaciones por la voluntad directa de la ciudadanía, sean inviolables.
El Partido Regionalista de los Independientes, esencialmente humanista, centra la atención en la persona humana como un fin y no como un medio, promoviendo y privilegiando políticas que permitan el desarrollo, la realización y la felicidad del hombre.
El Partido adopta los principios y métodos del gobierno democrático como norma de acción política, entendiendo la democracia como una forma de permanente participación ciudadana.
El Partido, por otra parte, asume un carácter nacional y popular, por considerar que los factores históricos, tradicionales, territoriales, étnicos, lingüísticos, folclóricos y culturales, son elementos de integración y cohesión de un pueblo. Junto a lo anterior, entiende a la Nación como un todo, donde todas las regiones son parte de ella en igualdad de condiciones, y con los mismos deberes y derechos, definiendo sus objetivos políticos en orden a representar las demandas regionales.
El Partido, entiende, además, que las carencias de los más necesitados son dramáticas e idénticas tanto en las zonas aisladas como en las grandes ciudades, asumiendo, también, el compromiso irrenunciable de abogar por una mayor justicia social para los sectores ciudadanos más desposeídos y marginados. 1
El Partido promueve la participación ciudadana sin distinción para el ejercicio ideal y auténtico de la democracia. No es, por tanto, una propuesta excluyente, sino una moción pragmática, reformista y radical en que se combinen, en un
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adecuado equilibro, el electoralismo representativo con formas crecientes de participación tendientes a reformar las instituciones elitistas y oligárquicas; política y económicamente hegemónicas existentes. No busca el poder para sí, sino que, como paso previo, busca recuperarlo para el pueblo mediante un cambio sustancial en el sistema que permita su participación directa en la generación y elección periódica de los representantes de los intereses universales ciudadanos, dándoles una legitimidad indiscutible en el ejercicio del poder delegado en ellos; no en organizaciones partidarias; que hagan posible llevar a buen término los cambios sustentados en igualdad y en libertad que la sociedad reclama.
El Partido impugna el exclusivismo electoral, y la participación ciudadana reducida y circunscrita al mero ejercicio periódico del voto obligatorio como sinónimo de democracia. Rechaza, asimismo, la hegemonía de oligarquías políticas partidarias y de grupos económicos de poder como expresión democrática representativa de las mayorías, e interpreta el ejercicio democrático del poder como una evolución constante de respeto y defensa irrestricta de la libertad, de la igualdad y de los derechos de mayorías y minorías, con la presencia de su protagonista principal: El ciudadano.
El Partido rechaza toda ideología que justifique la violencia política como método para alcanzar el poder.
El Partido rechaza, también, el centralismo político y económico, y reafirma, en cambio, los derechos de las regiones a elegir a sus autoridades y a administrar, con solidaridad nacional, sus territorios y sus bienes.
En el ámbito judicial el Partido objeta la interpretación de la ley, más allá del espíritu que animó al legislador, en la aplicación del Derecho, puesto que ello implica un subterfugio para torcer la voluntad ciudadana y se presta para servir, arbitrariamente, intereses políticos en desmedro de la transparencia de la justicia y en perjuicio de la igualdad que debe regir para todos ante la ley.
El Partido defiende, irrestrictamente, el patrimonio y la integridad territorial de la Nación, y propugna un Chile libre, soberano e independiente, rechazando toda ingerencia extranjera de cualquier índole y en cualquier ámbito.
El Partido Regionalista de los Independientes considera que una sociedad justa sólo es posible bajo un régimen de una verdadera democracia, esencialmente participativa, donde los cambios y las transformaciones sean llevados a cabo por ciudadanos libres, autónomos y responsables, y no exclusivamente
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por tecnócratas ni por las cúpulas oligárquicas de grupos fácticos de poder, tanto políticos como económicos.
El respeto irrestricto a los principios señalados, constituye la columna vertebral del Partido Regionalista de los Independientes al servicio de Chile, de sus Regiones y de su Pueblo.
Santiago, agosto de 2007.

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