miércoles, 21 de mayo de 2008

¡ALERTA, CAMARADAS!

Estimados camaradas:
Hoy, 21 de mayo, fecha de tanta significación histórica, es un buen momento para dar a conocer que hemos alcanzado con éxito el primer objetivo en la ruta que nos hemos propuesto. Sin embargo, este no es un triunfo definitivo es, por el contrario, sólo el primer paso de un largo y tedioso camino por el que aún debemos transitar. Nada de lo nuestro ha sido mediático, puesto que primero tuvimos que convencernos que previamente había que construir una base sólida desde donde iniciar la lucha política que podría conducirnos hacia las metas que nos hemos fijado en la búsqueda para la solución de los problemas que aquejan a la nación entera y de los que por patriotismo no podemos estar ausentes ni ajenos.
Los obstáculos que hemos debido superar han sido muchos, y el principal, quizás, la falta de credibilidad ciudadana en la política y en los políticos.
En el tránsito de este largo camino emprendido hace ya casi dos años, tampoco faltaron quiénes nos exigieron promesas a cambio de un compromiso.
No siendo el ánimo ensombrecer este luminoso amanecer recordando desconfianzas manifestadas e injustas críticas recibidas, superadas por el hecho tangible e indesmentible de que el PARTIDO REGIONALISTA (PRI) está hoy inscrito en las 15 regiones del país, con una militancia que bordea los 55.000 afiliados, podemos confiar en un futuro promisorio si las propuestas de ésta gigantesca tarea; a la que nos sumamos con persistencia, soslayando las dificultades y las infundadas suspicacias; logramos contribuir a encauzarlas hacia los objetivos que inicialmente nos fijamos: ¡He aquí la nueva tarea que enfrentamos!
El surgimiento del PARTIDO REGIONALISTA en el escenario político nacional, con sus innovadores proyectos y novedosas propuestas fundadas en la equidad y justicia social, en la solidaridad y participación ciudadana, en la transparencia de la gestión pública, en la superación de las diferencias del pasado, y en la unidad e integración nacional, marcando claras diferencias con la Concertación, con la Alianza y, en general, con los partidos políticos convencionales, ha significado que ya debamos enfrentar poderosos intereses que comienzan a sentirse amenazados: ¡Pero no claudicaremos!
He podido comprobar fehacientemente, no fruto exclusivo de la investigación histórica, que los malos no sólo están en la izquierda y los buenos en la derecha, y viceversa, sino que ambos están anónimamente confundidos en la sociedad toda. Suponer intenciones, y desconocer que el patriotismo y la honestidad ideológica y material es patrimonio exclusivo de un sector, es un claro síntoma de dogmatismo totalitario añejo, excedido por históricos y dramáticos acontecimientos. Proseguir con el mismo demagógico discurso del pasado, superado por la realidad y el largo tiempo transcurrido, sólo contribuye a hacerles el juego a aquellos que no quieren la unidad nacional, y que solamente desean mantener vivo el odio y las diferencias que nos dividieron en el pasado para seguir usufructuando de ilícitos beneficios y prebendas en el presente.
Nuestro acuerdo político electoral con el sector disidente escindido de la DC se materializó fundado en la convergencia sobre cuatro puntos programáticos básicos:
a. La corrección del modelo económico.
b. El combate a la corrupción.
c. La no exclusión. Y
d. La unidad nacional.
Sin que este acuerde signifique transar en nuestra propuesta profusamente difundida en el Manifiesto del Movimiento Nacional y Popular; del que el Partido Regionalista es la columna vertebral; y en la Declaración de Principios, puesto que somos un partido con identidad y hoja de ruta propia, y no un partido instrumental al servicio de intereses ajenos y espurios, como algunos sectores insistentemente pretenden hacernos aparecer.
Las estructuras partidarias siguen siendo las mismas, legalmente inscritas y reconocidas por SERVEL. Todo militante que aspire a un cargo dirigente debe cumplir con los procedimientos democráticos y requisitos establecidos en los Estatutos del Partido, puesto que no faltaran los arribistas políticos tradicionales que pretendan erigirse en líderes y que, aprovechándose de las circunstancias y de nuestro explosivo crecimiento, traten de sembrar la discordia e intenten apoderarse de las comunas, de los distritos y de las regiones en forma ilegítima, utilizando cualquier medio propio de las oligarquías cupulares para restarle a las bases su derecho a decidir.
¡Alerta, camaradas, a frenar cualquier intento por arrebatarnos nuestros derechos partidarios!
Fraternalmente

Víctor Catalán Polanco
Presidente Comisión Política

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