jueves, 9 de julio de 2009

EDITORIAL: LAS DESERCIONES

LAS DESERCIONES

La propuesta, para revertir la creciente deserción de parlamentarios, alcaldes, concejales, dirigentes y militantes de los partidos políticos tradicionales de la Concertación y de la Alianza, en orden a que sus renuncias lleven aparejada la pérdida de los cargos de elección popular, es una clara muestra de la ceguera política de las cúpulas partidarias, y de su cada vez más acentuado alejamiento de las bases y del sentimiento popular que clama por una reforma del sistema que permita una real participación ciudadana que legitime, democráticamente, a quiénes los representan.
No es posible continuar por una senda donde los grupos de poder, que operan en defensa de sus intereses al interior de las estructuras partidarias, usurpen el poder que corresponde, indiscutiblemente, a las bases militantes y a los adherentes a las corrientes organizadas de opinión, imponiendo, arbitrariamente, aquí o allá, a candidatos que les reporten un capital electoral, sin que importe de donde provengan, o que hayan o no mayores coincidencias ideológicas, utilizando para ello todo tipo de artilugios propios de regímenes totalitarios, por sobre principios, valores y derechos.
Para terminar con el mercadeo político; donde la moneda de cambio son los cupos parlamentarios; y con el espectáculo grotesco que ofrecen los partidos en época de elecciones, es imperiosa una reforma electoral profunda que garantice la real participación ciudadana, así como una regulación de los medios de prensa que permita un acceso equitativo a todas las candidaturas para que se haga realidad aquello que dice que el voto debe ser secreto “e informado”, ambas correcciones necesarias para el pleno y ecuánime ejercicio de una democracia sin apellidos.
El Editor


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